Una experta en Neurología elogia la seguridad y eficacia de la toxina botulínica para la migraña crónica
El tratamiento de la toxina butolínica se ha demostrado seguro y eficaz contra la migraña crónica, que sufren más de un millón de personas en España, según ha desvelado la doctora Lucía Vidorreta, especialista en Neurología.
La toxina botulínica, ha explicado Vidorreta, es una neurotoxina producida por la bacteria Clostridium Botulinum y se usa como analgésico en dolores tales como la migraña crónica. Este tratamiento reduce la frecuencia e intensidad de los ataques demigraña. Se administra mediante infiltraciones en la musculatura pericraneal siguiendo el protocolo PREEMPT.
Según este protocolo, se colocan 31 pequeñas inyecciones en loslugares prescritos sobre la frente, los lados de la cabeza, y la parte posterior de la cabeza y el cuello y, adicionalmente, pueden aplicarse en seis puntos de inyección adicionales en función del dolor. El tratamiento provoca una denervación química reversible, al impedir que se liberen las vesículas de acetilcolina en las uniones neuromusculares de los músculos afectados.
«A día de hoy es la mejor opción para los pacientes que no han respondido adecuadamente al tratamiento con otros agentesprofilácticos por vía oral» ha comentado la doctora.
En este sentido, Vidorreta ha señalado que los medicamentos pueden ayudar a prevenir algunas migrañas y hacerlas menos dolorosas, en combinación con medidas de autoayuda y cambios en el estilo de vida, «fundamentalmente evitar la cafeína, el alcohol y el estrés y el control de factores de riesgo como evitar el sobrepeso, dormir lo suficiente y realizar actividad física».
Según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), en España, padecen migrañas alrededor de 5 millones de personas, delos cuales 1,5 millones la sufren en su forma crónica (experimentan dolor de cabeza más de 15 días al mes). Además, la migraña crónica constituye la tercera enfermedad más prevalente en el mundo, es la primera causa de discapacidad en adultos menores de 50 años y algunos estudios la sitúan como la séptima causa más frecuente de incapacidad.