Robles viaja esta semana a Dakar para visitar el contingente que da apoyo aéreo a la lucha antiterrorista en el Sahel

España cuenta en Senegal con dos aviones de transporte y 66 militares en apoyo a las misiones de Francia y la UE en Malí

La ministra de Defensa, Margarita Robles, tiene previsto viajar esta semana a Dakar, la capital de Senegal, para visitar al contingente español allí desplegado para dar apoyo aéreo a las misiones que luchan contra el terrorismo en la zona del Sahel, donde la situación se ha venido degradando en los últimos meses.

Robles estará en la capital senegalesa los próximos miércoles y jueves como parte del tradicional viaje que hacen los ministros de Defensa a alguna de las misiones internacionales con motivo de las fiestas de Navidad.

En Dakar tendrá oportunidad de reunirse con el Destacamento Marfil , el contingente español allí desplegado desde el año 2013 para ayudar en tareas logísticas y de transporte aéreo tanto a la Operación Barkhane que Francia lleva a cabo contra el terrorismo como a misión de la Unión Europea en Malí (EUTM Malí) de formación y asesoramiento a las tropas del país.

Actualmente, el apoyo español involucrado en esta operación son dos aviones de transporte T21 (Airbus C-295) del Ejército del Aire y 66 militares que operan en 19 países, cubriendo una extensión de más de 5.200 kilómetros, según datos del Estado Mayor de la Defensa (EMAD).

Francia lanzó la operación Serval (que después evolucionó a la actual Barkhane) en enero de 2013 para detener el avance yihadista hacia el sur de Malí, evitar la caída de su capital, Bamako, y liberar las principales ciudades del norte que se habían convertido en lugar seguro de los terroristas.

España se sumó ese mismo mes a la operación con la decisión de facilitar el sobrevuelo y aterrizaje temporal de medios aéreos de países miembros de la UE y con el despliegue del Destacamento Marfil en Dakar.

DIFÍCIL SITUACIÓN EN EL SAHEL

La situación en el Sahel, lejos de haber mejorado en estos años, se ha complicado, con el continuado avance de los yihadistas, que han ampliado sus operaciones desde el norte de Malí hacia el centro y también a las vecinas Burkina Faso –actualmente el país más castigado– y el oeste de Níger, y ahora parecen tener la mirada puesta en los países del golfo de Guinea.

En Malí, donde España cuenta con unos 500 efectivos en el marco de EUTM, el golpe de Estado de agosto de 2020 seguido por otro nuevo golpe militar el pasado mayo ha complicado la escena política, en un momento en que Francia además se encuentra inmersa en el desmantelamiento de Barkhane , con el cierre de varias de sus bases en Malí, para dejar paso a Takuba , una operación de fuerzas especiales en la que participan varios países europeos.

Además, el Gobierno de transición maliense ha venido especulando con la contratación de mercenarios de la firma rusa Wagner, que por ahora no se ha concretado, lo que ha generado críticas por parte tanto de Francia como de sus socios europeos, que no ven con buenos ojos este paso toda vez que la empresa de seguridad está vinculada con abusos a los Derechos Humanos en otros países y es considerada como muy próxima al Kremlin.

Por otra parte, las acciones yihadistas no cesan. En la última semana, la Misión de la ONU en Malí (MINUSMA) ha sufrido varios ataques. En su mayoría han tenido como objetivo sus bases en el norte, que han sido atacadas con cohetes o mortero, sin provocar víctimas, pero el 8 de diciembre un convoy logístico resultó alcanzado por un artefacto improvisado, cobrándose la vida de siete cascos azules togoleños.

EXTERIORES RECONOCE RIESGOS CRECIENTES

Fuentes de Exteriores reconocen a Europa Press que en los últimos meses se está produciendo «una degradación generalizada de la situación de seguridad tanto en Malí como en Burkina Faso y Níger».

Por lo que se refiere a los ataques contra la MINUSMA –en la que España participa con tres efectivos de Policía Nacional y Guardia Civil en el norte y dos en Bamako, «no constituyen desgraciadamente ninguna novedad, sino una realidad recurrente» puesto que es desde hace tiempo la misión de la ONU que ha sufrido «un mayor número de bajas en la historia» de este tipo de operaciones.

Con todo, las fuentes reconocen que «no puede ignorarse que la región del Sahel entraña crecientes riesgos inherentes de seguridad, incluyendo contra intereses españoles» y recuerda que ya se han producido dos ataques contra la base de EUTM en la que estaban los españoles o el asesinato el pasado abril en Burkina Faso de los periodistas David Beriain y Roberto Fraile.

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