Un informe de la OMS achaca 47.000 muertes por malaria en 2020 a la interrupción del tratamiento por la COVID-19
En 2020 se produjeron 241 millones de casos de malaria y 627.000 muertes, lo que representa unos 14 millones de casos más en 2020 en comparación con 2019 y 69.000 muertes más. Aproximadamente dos tercios de estas muertes adicionales (47.000) estuvieron relacionadas con las interrupciones en el suministro de prevención, diagnóstico y tratamiento de la malaria durante la pandemia de COVID-19, según datos publicados este lunes por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Sin embargo, el informe reconoce que «la situación podría haber sido mucho peor». En los primeros días de la pandemia, la OMS había previsto que con graves interrupciones de los servicios las muertes por malaria en el África subsahariana podrían duplicarse en 2020. «Pero muchos países tomaron medidas urgentes para reforzar sus programas contra la malaria, evitando así el peor de los escenarios», celebra la OMS.
De acuerdo con este documento, el África subsahariana sigue soportando la mayor carga de malaria, con un 95 por ciento de los casos y un 96 por ciento de las muertes en 2020. Alrededor del 80 por ciento de las muertes en la región se producen en niños menores de 5 años.
La pandemia se produjo en un momento en el que el progreso mundial contra la malaria ya se había estancado. Alrededor de 2017, había indicios de que los fenomenales avances logrados desde el año 2000, incluyendo una reducción del 27 por ciento en la incidencia mundial de la malaria y una reducción de casi el 51 por ciento en la tasa de mortalidad por malaria, se estaban estancando.
«Incluso antes de que se produjera la pandemia de COVID-19, los avances mundiales en la lucha contra la malaria se habían estabilizado. Gracias a la ardua labor de los organismos de salud pública de los países afectados por la malaria, las peores previsiones del impacto de la COVID-19 no se han cumplido. Ahora, tenemos que aprovechar esa misma energía y compromiso para revertir los retrocesos causados por la pandemia y acelerar el ritmo de los avances contra esta enfermedad», ha reivindicado el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Desde 2015, fecha de referencia de la estrategia mundial de la OMS contra la malaria, 24 países han registrado un aumento de las muertes por esta enfermedad. En los 11 países que soportan la mayor carga de malaria en el mundo, los casos aumentaron de 150 millones en 2015 a 163 millones en 2020, y las muertes por malaria aumentaron de390.000 a 444.600 en ese mismo periodo.
Para recuperar el rumbo, la OMS y sus socios defienden la necesidad de garantizar «un acceso mejor y más equitativo a todos los servicios sanitarios, incluidos la prevención, el diagnóstico y el tratamiento dla malaria, mediante el fortalecimiento de la atención primaria de salud y el aumento de las inversiones nacionales e internacionales».
Asimismo, consideran que la innovación en nuevas herramientas es también «una estrategia fundamental para acelerar el progreso», como la vacuna RTS,S/AS01 (RTS,S), la primera recomendada por la OMS contra un parásito humano. En octubre de 2021, la OMS recomendó esta vacuna para los niños que viven en el África subsahariana y en otras regiones con una transmisión moderada a alta de la malaria por P. falciparum .
PRESTACIÓN DE SERVICIOS FRENTE A LA MALARIA «CONTRA VIENTO Y MAREA»
A pesar de las dificultades impuestas por la pandemia de COVID-19, a finales de 2020 se habían distribuido cerca de tres cuartas partes (72 por ciento) de los mosquiteros tratados con insecticida en los países donde la malaria es endémico, según lo previsto.
Trece países de la subregión africana del Sahel llegaron a 11,8 millones más de niños con medicamentos preventivos contra la malaria durante la temporada de lluvias de alta transmisión en 2020, en comparación con 2019.
Algunos países, en particular con una baja carga de malaria y sistemas de salud relativamente fuertes, incluso registraron ganancias contra la malaria durante la pandemia. China y El Salvador fueron certificados por la OMS como libres de malaria en 2021, y la República Islámica de Irán alcanzó 3 años consecutivos de cero casos autóctonos en 2020.
El informe narra que los seis países de la subregión del Gran Mekong (que engloba a seis países por los que atraviesa el río Mekong: Camboya, Laos, Birmania, Tailandia, Vietnam y la provincia china de Yunnan) siguen logrando «impresionantes descensos» en su número de casos de malaria. A finales de 2020, había aproximadamente 82.000 casos de malaria en esta zona, lo que supone un descenso con respecto al pico de 650.000 casos de 2012 y a los aproximadamente 100.000 casos de 2019.
12% MÁS DE MUERTES EN ÁFRICA
A pesar de estos logros, la OMS lamenta que África registró un aumento del 12 por ciento en las muertes por malaria en 2020 con respecto al año anterior, lo que «pone de manifiesto las consecuencias de las interrupciones de los servicios, incluso moderadas, en una población en riesgo de contraer la enfermedad».
«Si bien los países africanos han respondido al desafío y han evitado las peores predicciones sobre las consecuencias de la COVID-19, el efecto de la pandemia se traduce en la pérdida de miles de vidas a causa dla malaria. Los gobiernos africanos y sus socios deben intensificar sus esfuerzos para que no perdamos aún más terreno a causa de esta enfermedad prevenible», ha comentado la directora regional de la OMS en África, Matshidiso Moeti.
Según el informe, 15 países con una alta carga de malaria informaron de reducciones en las pruebas de malaria de más del 20 por ciento en abril-junio de 2020 en comparación con el mismo período de 2019. Los programas nacionales de malaria distribuyeron unos 48 millones menos de tratamientos en 2020 en comparación con el año anterior. Y, de los 11 países con mayor carga del mundo, solo India registró avances contra la malaria. Los otros 10 países, todos en África, reportaron aumentos en los casos y las muertes.
LOS OBJETIVOS MUNDIALES CONTRA LA MALARIA, EN PELIGRO
Según el informe, los avances hacia los hitos de 2020 de la estrategia mundial de la OMS contra la malaria «se han desviado considerablemente». En 2020, la tasa mundial de incidencia de la malaria era de 59 casos por cada 1.000 personas en riesgo, frente al objetivo de 35, lo que supone un retraso del 40 por ciento. La tasa de mortalidad mundial era de 15,3 muertes por cada 100.000 personas en riesgo, frente al objetivo de 8,9, lo que supone un retraso del 44 por ciento.
Para alcanzar los objetivos de la estrategia de la OMS contra la malaria para 2030, que incluyen una reducción del 90 por ciento de las tasas de incidencia y mortalidad de la malaria en el mundo para 2030, el informe sostiene que «se necesitarán nuevos enfoques, nuevas herramientas y una mejor aplicación de las existentes».
«Cumplir los objetivos globales también requerirá una financiación sólida», según el informe, que recoge que los niveles actuales de financiación (estimados en 3.300 millones de dólares en 2020) tendrán que «triplicarse con creces, hasta alcanzar los 10.300 millones de dólares anuales en 2030».
En el informe de este año se ha aplicado un nuevo método estadístico de la OMS para estimar la causa de muerte de los niños menores de cinco años en todas las enfermedades principales, incluida la malaria. La metodología se aplicó a 32 países del África subsahariana que suponen cerca del 93 por ciento de todas las muertes por malaria en el mundo. Al hacerlo, se observaron cifras más altas de muertes estimadas entre los niños pequeños cada año desde 2000.