La diputada Amaral apuesta por una gran coalición de la izquierda y el centro derecha para tumbar a Bolsonaro
MADRID, 2
A poco menos de un año para las siguientes elecciones en Brasil y con las posibles candidaturas todavía sin hacerse oficiales, aunque previsiblemente ya resueltas, la diputada del Partido Socialista Brasileño (PSB) Tabata Amaral apuesta por crear una gran coalición de la izquierda para sacar del Palacio del Planalto al presidente, Jair Bolsonaro, pero incluyendo también al centro derecha.
«Si pudiéramos crear una coalición de partidos de izquierda y centro derecha seríamos más fuertes no solo para derrotar a Bolsonaro, sino también al bolsonarismo», ha valorado para Europa Press quien es la diputada más joven del Congreso brasileño, con tan solo 28 años.
Esa «pérdida de reputación» que ha dejado para ella estos años de Bolsonaro ha provocado un estancamiento en el desarrollo económico y social de Brasil por lo que lo más inmediato es poder elegir a un presidente que «tenga opciones de gobernabilidad porque hay todo un país para reconstruir».
«Dentro del Partido Socialista Brasileño hay muchas visiones distintas», pero «yo apoyo que podamos estar en una coalición más amplia, que tenga un proyecto de país para la educación, para la creación de empleo, incluso antes de debatir los nombres (…). Yo estoy dispuesta a juntarme con personas que piensan distinto, pero que sean demócratas, para evitar que Bolsonaro sea elegido», ha subrayado.
Amaral considera que la situación actual de Brasil es «muy grave», con el país de vuelta a los índices de bajo desarrollo y pobreza de los que había logrado salir hace ya tiempo. Hay veinte millones de personas que «no saben si van a comer todos los días», con un «desempleo altísimo», una política medioambiental «irresponsable» y un retroceso en educación no visto desde hace veinte años.
«Hay que entender la importancia, la gravedad del momento» y trabajar «para lograr una coalición lo más amplia posible y tener un país unido para enfrentarnos a Bolsonaro», enfatiza Amaral, para quien la reciente reunión entre el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva y el exgobernador de Sao Paulo Geraldo Alckmin, una de esas figuras de la derecha moderada, «ayuda a tener esa visión más amplia».
Sin embargo, «lo más importante en este momento es hablar de proyecto de país y un poco menos de lo que representa cada nombre (…). La defensa de la democracia, reconstruir el país, enfrentar todos los problemas que tenemos viene antes que un proyecto personal o de partido», ha insistido la socialdemócrata.
CUESTIONADA POR SER MUJER
Amaral se convirtió en 2018 en la segunda mujer más joven en ser elegida para ocupar un escaño en la Cámara de Diputados, después de lograr ser el sexto candidato más votado para representar al estado de Sao Paulo, en este caso por el Partido Laborista Democrático (PDT), del que salió dos años después tras romper la disciplina de voto al dar su aval a una reforma que ampliaba la edad de jubilación.
Sin embargo, y a pesar de su extenso currículum y su trayectoria académica, lamenta que es «difícil» hallar un día o semana en la que no tenga que hacer frente a las dudas que suscita su presencia en las instituciones por el mero hecho de ser una mujer joven. «Desafortunadamente tendría mil ejemplos para compartir», cuenta.
Las agresiones, explica, son en ocasiones sutiles. «Todas las semanas alguien me para y me pregunta que quién soy, que qué hago ahí»; otras en cambio, son «comentarios sobre mi apariencia o mi cuerpo», o sobre «mis capacidades, que si no soy inteligente»; y en el peor de los casos son «amenazas de muerte».
EDUCACIÓN
Amaral ha centrado sus principales esfuerzos dentro de la Cámara en cuestiones de igualdad entre hombres y mujeres y sobre todo en educación, su principal «bandera política», más ahora, cuenta, que la gestión del Gobierno de Bolsonaro de la pandemia ha forzado al país a caminar «veinte años para atrás».
«Es todo muy triste en lo que respecta a la educación de mi país. Está claro que la pandemia supuso un reto para todos, pero Brasil fue uno de los países que mantuvo las escuelas cerradas por más tiempo, durante un año y medio el Gobierno no hizo absolutamente nada», denuncia.
«No solo eso, sino que además se posicionó en contra de las medidas del Congreso», como un proyecto que presentó junto a otros diputados para llevar Internet a los estudiantes más pobres. «Llevamos un año y medio peleando con el Gobierno, que lo vetó (…). El resultado son cinco millones de estudiantes que no pudieron estudiar durante la pandemia, no sabemos cuántos van a volver, los niveles de alfabetización son ahora peores, hemos caminado veinte años para atrás», dice.
Amaral siente que en muchas ocasiones las medidas de la oposición son enfangadas por el oficialismo en estériles disputas ideológicas «que no interesan a la mayoría de la población» y lastran los intentos por hacer avanzar la educación.
Uno de los ejemplos más gráficos de los últimos tiempos de este uso torticero de la ideología es la supuesta intromisión del Gobierno en el Instituto Nacional de Estudios e Investigaciones Educativas (INEP), que supuso la dimisión de una treintena de sus trabajadores tras asegurar que fueron presionados para modificar algunas de las preguntas del ENEM, el examen de acceso a la universidad.
«La ENEM es una prueba muy importante para quienes vienen de la escuela pública, como yo, muchas veces es la única oportunidad para romper el círculo de la pobreza y obtener mejores oportunidades. Sin embargo, el último ENEM ha sido de los más elitistas, con baja participación de gente negra y de bajos recursos», cuenta.
«Hemos visto intentos del Gobierno por cambiar las preguntas por motivos ideológicos, lo que es un gran absurdo, hemos descubierto y denunciado que el Gobierno no quería que se utilizara el término dictadura militar», para referirse al golpe de 1964, del cual Bolsonaro no esconde las simpatías que siente por él.
«UN GOBIERNO CRIMINAL»
A su paso por Madrid para participar en la V edición del programa Liderazgo Público Iberoamericano, organizado por la Fundación Carolina y Telefónica, Amaral también ha valorado algunos episodios de la actualidad política brasileña, como la entrada de Bolsonaro en el Partido Liberal (PL), o la aprobación de una reforma para dotar de más transparencia al llamado «presupuesto secreto», recurso con el que el Ejecutivo intenta mantener la gobernabilidad dentro de un Congreso repleto de clientelismo.
«Quisieron dar una respuesta que en verdad es un chiste de mal gusto, no creo que vaya a cambiar nada porque no van a divulgar el nombre de los diputados, las directrices de transparencia son demasiado amplias», dice Amaral con respecto a una reforma impulsada después de que el Tribunal Supremo cuestionara su legalidad.
«Hay muchas denuncias de corrupción, muchos creen que ese dinero está volviendo a los bolsillos de los diputados, es un esquema de corrupción, de compra de apoyos en el Parlamento», ha dicho Amaral, quien ha calificado al Gobierno de Bolsonaro como «extremadamente criminal y corrupto».
Con respecto al nuevo partido de Bolsonaro, el noveno ya en casi treinta años, Amaral cree que «su entrada en el PL dice más de él que del PL», una de esas formaciones del centrão , la bancada informal del Congreso que hace parte de esa red clientelar en la que se ha apoyado el Gobierno para aprobar sus medidas.
«Lo que hace ahora es confirmar con el presupuesto secreto y su afiliación al PL que está dispuesto, y de hecho participa, en cualquier tipo de corrupción. Esta es una razón más para entender la amenaza que supone para nosotros», asegura.
Bolsonaro «tiene todo tipo de acusaciones de corrupción tanto él como su familia, desde las corrupciones más pequeñas como llevarse el salario de las personas que trabajan con él –las rachadinhas –, hasta las más grandes, como hemos visto ahora con la compra de vacunas», denuncia.