El acusado del accidente mortal de Corbán pide perdón: «Cuando quise reaccionar ya tenía encima el coche»
Los testigos coinciden en que circulaba a «muchísima velocidad» pero él defiende que iba a «unos 70 km/h», aunque reconoce que había bebido
El acusado por el accidente de tráfico en la rotonda de Corbán en el que fallecieron dos chicas de 28 años ha pedido perdón entre lágrimas por el daño causado y ha reconocido que conducía bajo los efectos del alcohol cuando ocurrió el siniestro, que según ha dicho trató de evitar frenando en el último momento pero cuando quiso reaccionar ya «tenía encima» el otro coche y «no pudo» esquivarlo.
«Pedir perdón. No puedo decir otra cosa», ha dicho este martes en la primera sesión del juicio contra él, en el que ha señalado que «lo está pasando muy mal» y que se encuentra en tratamiento psicológico desde el suceso, ocurrido en verano de 2020.
También ha remarcado que nunca antes había tenido ningún incidente al volante. «Tengo carné desde los 18 años y nunca he tenido ninguna multa de nada. Esto es lo primero que me ha pasado», ha sentenciado.
El acusado, que ha sido increpado por familiares de las víctimas a la entrada del juzgado de las Salesas -sede de la Audiencia Provincial de Cantabria donde se celebra el juicio, que está previsto que continúe con dos sesiones más este miércoles y jueves- ha relatado que cuando ocurrió el accidente circulaba con su novia de copiloto, miró un momento hacia ella y cuando volvió la vista a la carretera «tenía encima el coche» de las chicas.
«Cuando quise reaccionar ya me las encontré casi encima», ha apostillado tras defender que frenó en el último momento pero «tuve la mala suerte de que no pude esquivarlas». Sin embargo, casi una decena de testigos que han prestado declaración hoy han señalado que no le vieron frenar y que justo antes de entrar a la rotonda circulaba a una velocidad «desorbitada», «despendolado».
Según el escrito de la Fiscalía, el hombre conducía bajo los efectos del alcohol, algo que ha ratificado el propio acusado asegurando que era «la primera vez» que lo hacía y explicando que ese día estuvo de comida con su pareja y que habían bebido una botella de vino y una copa de ron-cola.
Por el contrario, no ha reconocido el extremo en el que se le acusa de conducir justo antes de llegar a la rotonda a una velocidad de 113 kilómetros por hora cuando el límite era de 50 km/h y «por medio de los dos carriles de la calzada», pues a su juicio «iría a unos 70 km/h o algo así» y solo por un carril porque «había coches en los dos».
El procesado, que solo ha respondido a las preguntas del fiscal y de su abogado, tampoco cree haber adelantado a otro vehículo en la recta anterior a la rotonda donde se produjo el siniestro -los testigos aseguran que sí lo hizo y a «muchísima velocidad»-, aunque «entré en estado de shock y hay cosas que no recuerdo», ha indicado.
Una versión similar ha dado la copiloto del vehículo, que él ha dicho que era su pareja en aquel momento aunque ella ha aclarado que «no era una relación consolidada como tal» porque se conocían «de dos semanas», además de que en la actualidad no tienen relación.
La chica ha declarado que iba mirando el móvil «totalmente ajena a su alrededor» y que percibió que circulaban a una velocidad «un poco más alta de lo normal». Sin embargo, ha rectificado las declaraciones que hizo a la Policía tras el accidente en las que señaló que «podrían ir a 140 km/h» porque cree que «no estuvo acertada».
«Estaba en shock y un poco afectada por el alcohol. No era consciente», ha dicho tras subrayar que el golpe le «pilló totalmente por sorpresa» porque iba «a sus cosas» y apuntar que habían bebido una botella de vino durante la comida, un vermú antes y «una copa o dos» después.
Además, tanto el acusado como su acompañante han remarcado que el coche en el que iban, un Golf GTI, cuenta con modificaciones que lo hacen mas deportivo y «suena mucho» a cualquier velocidad «por el tubo de escape que lleva». El escrito del fiscal apunta que el vehículo tenía modificaciones no autorizadas en la Tarjeta de Características Técnicas y «todas ellas iban encaminadas a la ganancia de una mayor potencia y prestaciones».
«CONDUCCIÓN DEPORTIVA»
Y es que además de la acompañante del conductor que provocó el siniestro han prestado declaración en esta primera sesión siete testigos que presenciaron el accidente o que se encontraron con el vehículo que conducía el acusado en las inmediaciones de la rotonda -además de una amiga de una de las fallecidas-, que han coincidido al señalar que se sorprendieron primero al oír «un rugido muy fuerte» que procedía de un coche de «mucha potencia» y luego ver que se acercaba «a toda velocidad».
Además, todos han dicho tener la impresión de que no frenó en ningún momento y además no vieron la luz de freno, y algunos han apuntado que parecía que estaba realizando una «especie de conducción deportiva» o que iba «descontrolado», hasta el punto en el que la rueda delantera izquierda «no tocaba el pavimento» en la curva que precede a la rotonda.
Algunos trataron de prestar ayuda antes de que llegaran los servicios de emergencia y vieron in situ al acusado, que estaba «altamente alterado» y gritaba «¡las he matado, las he matado!» y pedía a los presentes «¡haced algo, por favor!».
«Me bajo del coche y la primera impresión que tengo es que la copiloto ha muerto», ha apuntado uno de los testigos que trató de auxiliar a las víctimas tras ver cómo «salió volando el coche rojo» en el que iban éstas, que según han declarado todos circulaban «con normalidad» por la rotonda.
Sin embargo, el procesado «iba a más de 100 km/h seguro», han estimado varios testigos -según el escrito de la Fiscalía, el acusado iba a 113 km/h antes de entrar en la rotonda y a 79 km/h en el momento del impacto, mientras las chicas iban a 33 km/h.
De hecho, uno de ellos ha relatado que empezó a oír el coche y le vio a lo lejos, pero de repente escuchó «un chirrido de ruedas» y se percató de que «estaba encima». «Fue increíble», porque «bajó toda la recta» en el tiempo en el que se tarda en hacer «un cuarto de rotonda», ha destacado.
Otro hombre ha contado que le vio mientras esperaba en un paso de cebra cercano al citado colegio y le pareció que el conductor «controlaba más de la cuenta» y que el vehículo «iba culeando», dando la impresión de que lo hacía «como una especie de conducción deportiva». «Le levanté la mano porque iba muy lanzado. Adelantó un coche y empezó a acelerar muy fuerte».
Así lo han confirmado también el propio conductor que fue adelantado y su pareja, que lo acompañaba. Ambos han dicho que circulaban más rápido de lo permitido en ese tramo y aún así el otro coche les rebasó «a muchísima más velocidad», tanto que incluso lo comentaron en ese momento.
La Fiscalía imputa al acusado por estos hechos dos delitos de homicidio por imprudencia grave y uno contra la seguridad vial por conducción temeraria, en concurso con dos delitos contra la seguridad vial por conducir bajo los efectos del alcohol y por conducir a velocidad superior en 60 kilómetros por hora en vía urbana, por los que solicita una condena de seis años de prisión y nueve años de privación del derecho a conducir.
En concepto de responsabilidad civil, solicita una indemnización para los familiares de las dos mujeres que supera los 435.000 euros. Mientras, la defensa pide la libre absolución.