Pediatras y médicos de familia alertan de una situación «de código rojo» en la salud global por el cambio climático
En el marco de la vigesimosexta Conferencia Mundial del Clima (COP26), que se celebra estos días en Glasgow (Escocia, Reino Unido), la Asociación Española de Pediatría (AEP) y la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (semFYC) han advertido de que actualmente «estamos ya en una situación de código rojo» para un futuro saludable, por lo que instan a los Gobiernos a tomar medidas.
Concretamente, han hecho un llamamiento conjunto a los líderes españoles y representantes mundiales reunidos en este foro para que asuman las medidas oportunas y necesarias dirigidas a limitar el calentamiento global a 1,5°C y eviten la «inminente catástrofe sanitaria», integrando la salud humana y la equidad como ejes fundamentales en todas las acciones y políticas de mitigación del cambio climático y de adaptación al mismo.
Es por ello que ambas sociedades científicas han firmado la carta del clima saludable , un posicionamiento de la comunidad sanitaria mundial promovido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Alianza Global del Clima y la Salud (GCHA, por sus siglas en inglés), dirigido a los líderes y delegaciones nacionales participantes en la COP26.
«Todas las cifras que manejamos médicos y científicos nos hacen sentir tremendamente preocupados. La crisis climática nos aboca a una situación de crisis mayor, más duradera y más profunda que la provocada por la Covid-19», ha alertado el pediatra Juan Antonio Ortega, coordinador del Comité de Salud Medioambiental de la AEP.
«Tenemos que trabajar intensamente para que nuestras naciones no alcancen ese 1,5º, pues, por cada décima que se incremente, va a haber mucho sufrimiento en la salud de las personas», ha declarado Ortega, para añadir que «es un momento importantísimo».
De hecho, el Grupo de Trabajo en Salud Planetaria de la semFYC y el Comité de Salud Medioambiental de la AEP destacan que la contaminación del aire mata a 6,8 millones de personas/año (45.000 españoles); las temperaturas no óptimas matan a 2 millones de personas/año; el número de muertes relacionadas con la contaminación del agua potable es de 1,66 millones, la pérdida de biodiversidad incrementa el riesgo de pandemias como la Covid-19; y los eventos climáticos extremos y la escasez de recursos son factores de riesgo para padecer depresiones, desórdenes de estrés postraumático, ansiedad y suicidio.
En este sentido, según ha detallado Ortega, de entre las personas que mueren por la contaminación por partículas PM2.5 en el planeta por fuentes de origen atropogénico, esto es, producidas por el hombre, un tercio es atribuible directamente al uso de combustibles fósiles. «Estamos hablando de 1,1 millones de personas al año en el planeta, por eso queremos hacer una poderosa llamada para renaturalizar , reconectar con la naturaleza y establecer un nuevo contrato social que nos ayude a desarrollar modelos de salud nuevos, en los que los médicos van a ocupar un lugar privilegiado», ha declarado Ortega.
Además, ha recordado que la contaminación ambiental también repercute en la salud de los más pequeños. «La infancia es especialmente vulnerable a los efectos del cambio climático y la contaminación de los ecosistemas», destaca el doctor Ortega. De hecho, la OMS reconoce que, pese a que los menores de 5 años son solo el 8,5 por ciento de la población, el 36 por ciento de la carga de enfermedades es de causa ambiental. De hecho, se estima que de la morbimortalidad atribuida a la emergencia climática hasta un 88 por ciento recae en menores de 5 años.
Así, el experto apuesta por un enfoque ambiental y comunitario más centrado en la prevención. «El 40 por ciento del presupuesto sanitario en las CCAA se destina a sanidad, y de ello, el 70 por ciento se dedica a la cronicidad. Sin embargo, hasta el 70 por ciento de las enfermedades crónicas del adulto (cardiovasculares, respiratorias, neurológicas, renales y digestivas, entre otras) son prevenibles en las primeras dos décadas de vida», ha enfatizado Ortega, que ha anunciado que próximamente se reunirá con el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico.
Por todo ello, AEP y semFYC reclaman que parte de los fondos europeos de Next Generation contribuyan a apoyar y generar nuevas estructuras y nuevas capacidades en un modelo de salud medioambiental que den respuesta a la situación de emergencia climática.
UNIDADES DE SALUD MEDIOAMBIENTAL PEDIÁTRICA
Entre ellas, destacan: crear, al menos, una unidad de salud medioambiental pediátrica en cada comunidad autónoma española; desarrollar redes, impulsar la capacitación y formación en salud medioambiental de los profesionales y promover perfiles más «verdes» en el sector salud, y dar prioridad a los programas y acciones de adaptación y vulnerabilidad al clima en el embarazo, la infancia, la adolescencia y en los enfermos crónicos.
En este sentido, otro de los objetivos que proponen es asegurar la neutralidad de carbono de los sistemas de salud para 2035, no solo de las instalaciones, sino incluyendo la huella de carbono en todos los programas de salud como indicador de control de la salud en la cronicidad e integrando la cartera de servicios de la naturaleza a los servicios de salud.
«Los médicos de familia y pediatras nos encontramos en la primera línea en la protección de la salud, es importante que reconozcamos las conexiones existentes entre el cambio climático y sus consecuencias en la salud», ha apostillado por su parte el presidente de la semFYC, Salvador Tranche. «Hemos declarado ambas organizaciones la emergencia climática global y con esta declaración reconocemos la amenaza para la salud global que implica el cambio climático», apunta.
SITUACIÓN DE LA ATENCIÓN PRIMARIA
Con todo, para incorporar todos estos cambios, Tranche ha puesto de relieve la necesidad de cambiar el modelo actual de Atención Primaria (AP) en España, que se encuentra en una situación grave actualmente, tal y como puso de manifiesto la propia semFYC este miércoles en rueda de prensa tras firmar un manifiesto en defensa de esta especialidad con otras 50 organizaciones.
«Está la cosa tan mal que nos vemos obligados a cambiar. Es ineludible. Ya no sirve el modelo asistencial que teníamos anteriormente porque no hay recursos. Es el momento de invertir, pero también es un momento fundamental para la innovación organizativa. Si se invierte pero no hay cambios organizativos, esto no se va a transformar», ha afirmado Tranche.
Así, ha declarado que, dentro de las propuestas de transformación, más allá de la inversión económica y de la recuperación del prestigio de la AP, está incorporar el concepto de «comunitario». «Tenemos que incorporar a la comunidad los equipos de AP, esto es, hablar de cómo abordar las estructuras sociosanitarias, abordar la atención en domicilio, hablar de la participación de la comunidad en la gobernanza de los centros de salud, y hay que incorporar todo el medio ambiente y ecología al modelo», ha señalado.
«Hay que desmedicalizar los centros de salud para conseguir el cambio», ha resaltado Tranche. A su juicio, hay una situación de «necesidad de transformación brutal» porque «no se puede seguir permitiendo un modelo que funcionaba bien en el siglo XX, pero que ya no vale para el siglo XXI». Esto es así, prosigue, «por las características sociodemográficas, por la insuficiencia de recursos y porque la salud ahora es un concepto mucho más amplio que una patología crónica».
En este sentido, Tranche ha insisido en que, si la inversión no va acompañada de todos estos cambios, «el modelo de AP fracasará en un año». Por ello, ha llamado a incorporar «una mentalidad más social y más comunitaria, no tan sanitaria» a la especialidad. Se trata, tal y como ha concluido, «de un nuevo contrato social con los ciudadanos».