El TPLF asegura haber tomado junto al grupo rebelde OLA la localidad de Kemise, en la región etíope de Amhara
El Frente Popular para la Liberación de Tigray (TPLF) asegura haberse unido al rebelde Ejército de Liberación Oromo (OLA) en una «operación conjunta» para «liberar» la localidad de Kemise, en la región de Amhara, continuando con sus avances en el norte de Etiopía.
Así lo ha afirmado el portavoz del TPLF, Getachew Reda, a través de su perfil de Twitter, en el que ha avanzado que este tipo de operaciones junto al OLA «continuarán en los próximos días y semanas».
El miembro del comité central del TPLF Kindeya Geberehiwot ha manifestado también a la delegación de la BBC en Tigray la toma este miércoles de Kemise, una localidad clave que se encuentra en la zona de Oromía de la región, a unos 325 kilómetros de la capital etíope, Addis Abeba.
No obstante, por el momento no se ha producido una confirmación independiente y el Gobierno del primer ministro Abiy Ahmed no se ha manifestado al respecto.
En los últimos días el TPLF se ha hecho con el control de las localidades de Dessie y Kombolcha, también ubicadas en Amhara, región vecina de Tigray, lo que llevó al Ejecutivo de Etiopía a declarar el martes el estado de emergencia.
El grupo tigriña ha advertido al Gobierno de que esta medida «no puede salvar a su régimen del colapso» y condenó que con ella «Abiy y sus tenientes están desatando un reino de terror con venganza».
Además, las autoridades de Adís Abeba instaron el martes a los ciudadanos a armarse y proteger los barrios ante el avance de los rebeldes. Las armas deberán ser registradas en la Policía en los próximos dos días, indicaron.
Estas decisiones llegan después de los avances del TPLF y de que el grupo confirmara contactos con el OLA, escindido del Frente de Liberación Oromo (OLF) tras el acuerdo de paz de 2018, que ha lanzado también ofensivas en la región de Oromía, lo que amenaza con una expansión del conflicto a nivel nacional.
Con motivo del aniversario este miércoles del ataque del TPLF contra la principal base del Ejército etíope en la capital de Tigra, Mekelle, que desencadenó la ofensiva militar, el primer ministro del país ha acusado al grupo y sus aliados de «desestabilizar Etiopía» y de intentar que el país «comparta el destino de Libia y Siria».
Además, este miércoles se ha dado a conocer una investigación conjunta de Naciones Unidas y la Comisión de Etiopía para los Derechos Humanos (EHRC) que ha determinado «motivos razonables» para creer que todas las partes implicadas en el conflicto en Tigray han cometido violaciones de los Derechos Humanos y contra la ley de refugiados, algunos de los cuales podrían equivaler a crímenes de guerra y contra la humanidad.
El equipo de investigación ha resaltado que sus pesquisas han permitido obtener «detalles» sobre «violaciones y abusos», incluidos ejecuciones extrajudiciales, torturas, violencia sexual y de género, violaciones contra los refugiados y desplazamiento de civiles.
El conflicto comenzó en noviembre del año pasado cuando Abiy ordenó una ofensiva militar en represalia por el ataque a la base del Ejército en la capital de Tigray, Mekelle, tras meses de tensiones entre el TPLF y el Gobierno central en torno al aplazamiento de las parlamentarias, finalmente celebradas en junio y en las que Abiy logró una victoria aplastante ante los llamamientos al boicot y la falta de votación en varias zonas –entre ellas Tigray– por la inseguridad.
Sin embargo, el TPLF logró importantes avances en junio que le permitieron recuperar Mekelle, tras lo que Abiy anunció un alto el fuego unilateral citando motivos humanitarios, rechazado por el grupo, que expandió su ofensiva a las adyacentes regiones de Amhara y Afar, haciendo temer una propagación de la guerra al resto del país.