Calviño ve «estéril» el debate de la palabra derogar y habla de «corregir» la reforma del 2012

Asegura que «no se trata de cambiar todo por cambiar» y se muestra «relativamente optimista» sobre el acuerdo con patronal y sindicatos

La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, ha indicado este miércoles que lleva tres años y medio «intentado huir de debates estériles» y de «eslóganes» en relación con la palabra derogar referida a la reforma laboral, y ha afirmado que los ciudadanos «se merecen algo más», como mirar al futuro y construir un mercado laboral que resuelva los problemas del pasado.

Calviño, en una entrevista en la cadena SER recogida por Europa Press, se refirió así a la reunión que ayer mantuvieron la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y ella misma con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y otros miembros del Ejecutivo, tras la que se emitió un comunicado en el que el Ejecutivo se comprometía a «derogar la reforma laboral».

La ministra apuntó que Sánchez la llamó ayer para decirle que iba a desayunar con Díaz, algo que calificó de «buena idea si ha ayudado a encarrilar» la situación sobre la reforma laboral entre ambos partidos del Gobierno, encuentro que enmarcó en la normalidad de las reuniones bilaterales que mantiene el jefe del Ejecutivo con los ministros. «Es normalísimo (….) y habitual», reiteró.

Calviño, quien reiteró que desde «hace bastante tiempo» se ha dicho con «claridad» que «todo el Gobierno está absolutamente comprometido con una reforma laboral que permita erradicar la precariedad», apeló a la necesidad de «huir del ruido» y de los «eslóganes» en relación con la palabra derogar .

Preguntada expresamente por si entonces es necesario derogar la reforma entera o corregir solo algunas cosas, Calviño aseguró que es necesario «corregir aquellos aspectos» que han llevado a deteriorar los problemas del mercado laboral o que no los han resuelto, problemas que, a su juicio, no vienen derivados «de una reforma u otra», por lo que «no se trata de volver a la reforma de 2009», sino de mirar al futuro.

NO SE TRATA DE CAMBIAR POR CAMBIAR

«No se trata de cambiar todo por cambiar, sino de corregir aquellos elementos que hemos venido arrastrando», indicó Calviño, que se mostró «relativamente optimista» en relación a alcanzar un acuerdo con los agentes sociales porque los ve «muy comprometidos» al respecto.

En cuanto al origen de las discrepancias surgidas en el seno del Gobierno sobre la reforma laboral y después de que la ministra de Igualdad, Ione Belarra, acusara a Calviño de «injerencias», la ministra de Economía afirmó que solo hubo un «mensaje» en el que se pedía que había que coordinarse ahora que se enfilaba la fase final de la negociación, «algo que entiende cualquiera». «Es evidente querer incorporar todos los puntos de vista de todos los compañeros del Gobierno», reiteró.

REFORMA DÍAZ O PERSONALISMOS

Preguntada acerca de si la reforma laboral llevará el nombre de Yolanda Díaz, como por ejemplo la conocida como Ley Celaá , la ministra, que calificó la polémica como «una tormenta en un vaso de agua», afirmó que lo importante no son los «personalismos o individualidades», y defendió que será la «reforma de la recuperación». Sobre de si ha sentido la deslealtad de Díaz, afirmó que no quiere contribuir «a este tipo de cuestiones personales porque el ruido no es productivo».

Respecto a la posibilidad de alcanzar un acuerdo con la CEOE, muy reticente a modificar ciertos aspectos de la reforma laboral, Calviño dijo que hay una «conciencia» en todos los agentes sociales de que el mercado laboral no puede seguir igual, con una «competencia a la baja» y una enorme precariedad en ciertos sectores o entre los jóvenes. «La actitud (de la patronal) es constructiva», añadió.

LOGRAR EL APOYO DE LA CEOE CON UN ACUERDO «EQUILIBRADO»

En este sentido, afirmó que el objetivo del Gobierno tiene que ser alcanzar un acuerdo en el que quepan todos, desde Podemos, hasta la CEOE y los sindicatos, porque las reformas que perduran en el tiempo y son más eficaces son las que alcanzan con consenso.

«Por eso el Gobierno apuesta por el diálogo, queremos recuperar el consenso que se perdió en 2012», reiteró Calviño, quien defendió para ello la necesidad de alcanzar un acuerdo «equilibrado» para que se pueda contar con «todos». «Nuestro objetivo tiene que ser que la patronal se sume», aseguró Calviño, que eludió concretar si se aprobará la reforma sin el concurso de la CEOE.

Por último, la titular de Economía defendió que la hoja de ruta de la reforma que quiere aprobar el Gobierno pasa por corregir el «muy grave» problema de la temporalidad, convirtiendo el contrato indefinido en el «normal», limitando las causas de la contratación temporal y fomentando el contrato formativo; que prevalezca el convenio sectorial en las subcontratas para acabar con la «competencia a la baja» en salarios; y que los ERTE se conviertan en un mecanismo permanente que estabilice los niveles de empleo.

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