La caída de los costes ecológicos acelerará la transición energética, según McKinsey
En el marco de la COP26, McKinsey organiza una serie de mesas redondas
McKinsey & Company ha identificado las tendencias que pueden ayudar a acelerar el crecimiento «inclusivo y sostenible» en todo el mundo de cara a la 26ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26), como la caída de los costes ecológicos, que, según ha constatado, se viene observando de manera progresiva.
Según ha indicado la consultora en un comunicado, en lo que respecta a la transición energética, ya se registra un gran cambio y adopción de fuentes de energía como la eólica, la solar y el hidrógeno. «Dentro de esta tendencia, se observa una progresiva caída de costes que puede ayudar a acelerar el cambio hacia una adopción más generalizada», ha agregado.
«No obstante, hay que anotar el efecto no lineal de la reducción de costes: los costes de las nuevas tecnologías son más altos que los de las tecnologías heredadas, y su adopción, por tanto, todavía baja. Pero una vez que los costes caigan a la paridad y se reduzcan, el cambio se acelerará rápidamente», ha explicado.
Además, ha indicado que esta tendencia también se observa en vehículos eléctricos y baterías, ámbito donde «algunas aplicaciones están empezando a alcanzar la paridad de costes con los vehículos de motor de combustión interna en las carreteras». Igualmente, ha señalado que «estos costes pueden caer aún más, repercutiendo sobre la economía y las tecnologías de transporte con impacto relevante para el clima, la naturaleza y las personas».
Otra tendencia que ha puesto de relieve es «descarbonizar sectores difíciles de mitigar», y ha destacado la importancia de «resolver la ecuación de neto cero particularmente en sectores difíciles de reducir como aviación, transporte marítimo y acero». A este respecto, sostiene que es necesaria la colaboración entre los sectores público y privado.
Por su parte, McKinsey actúa como «socio líder» de la alianza Mission Possible Partnership, donde aporta «más de una década de investigación de sostenibilidad, herramientas analíticas y soluciones, junto con un equipo dedicado de más de 30 socios y expertos para este desafío». Los resultados de esta iniciativa tendrán impacto en las compañías, sus accionistas y comunidades de diversas maneras, ha asegurado la consultora.
La próxima semana, McKinsey, junto con diferentes expertos, analizará los marcos financieros y los estándares operativos que se anunciarán para ayudar a personas individuales, empresas e instituciones a tomar decisiones en pos de huellas de carbono más bajas, así como a impulsar decisiones prácticas, inmediatas y alcanzables en un mundo de incertidumbre, ha adelantado. En cuanto a estos elementos, ha afirmado que serán esenciales para ayudar a los líderes a actuar con audacia en lugar de hacerlo gradualmente, y trabajar juntos para llevar este momento de cambio más allá de la COP26.
McKinsey ha avanzado también que una de las áreas de debate clave en la COP26 será el artículo 6 del Acuerdo de París, que tiene que ver con los mercados de carbono. Las compañías están analizando activamente la manera de hacer la transición de sus negocios a través de acciones como ajustar carteras, reducir las emisiones en los ámbitos 1 y 2, y desarrollar nuevos negocios, ha constatado la consultora.
En esta materia, ha destacado la importancia de fijar los incentivos de mercado adecuados y sostiene que los mercados internacionales de carbono juegan un papel muy importante en esto, al tiempo que ha subrayado su implicación con el Grupo de Trabajo para la Ampliación de los Mercados Voluntarios de Carbono.
«Un mercado voluntario de créditos de carbono permite que los créditos de carbono compensen las emisiones que las entidades no pueden eliminar por otros medios», ha reconocido McKinsey. Asimismo, ha manifestado que «ahora que se observa un mayor compromiso de parte de organizaciones y países para cumplir con el objetivo neto cero , la gran pregunta es cómo», para recalcar que la COP26 «es una oportunidad crítica para que los líderes se reúnan y debatan lo que se requiere, por medio de tecnología, financiamiento, nuevos modelos de negocios, regulación, políticas, y más».
Los nuevos modelos de financiación climática constituyen para McKinsey otra de las tendencias clave en la transición hacia una economía neto cero , que depende tanto de las acciones de los países como de las empresas para alcanzar objetivos como el neto cero y otros basados en la ciencia. En concreto, McKinsey ha anticipado que habrá una articulación real de la necesidad de que la industria financiera (bancos, administradores de activos, propietarios de activos u otras partes interesadas) se movilice y se alinee sobre los esfuerzos climáticos.
EL PAPEL CENTRAL DE ALEMANIA
También ha incluido entre las tendencias la transición de Alemania a través de la nueva edición de la Ley de Protección del Clima, aprobada el pasado verano, que fija el objetivo nacional de alcanzar la neutralidad climática para 2045. A juicio de McKinsey, «como la mayor economía nacional de Europa y principal exportador, Alemania desempeña un papel central en la transformación del continente hacia la neutralidad climática».
Respecto a Alemania, ha advertido de que «si bien el país se encuentra en una posición de partida sólida, nada de esto será posible sin acciones concretas específicamente en los cinco sectores con mayor uso intensivo de emisiones: energía, industria, transporte, edificios y agricultura».
«La COP26 puede traer una cristalización de tales planes junto con un compromiso de incubar nuevos modelos de negocios e invertir en activos físicos y nuevas tecnologías. Esto, sin embargo, depende de los líderes empresariales comprometidos y del amplio apoyo de los ciudadanos. Esta acción tendría implicaciones significativas para fortalecer la posición de Alemania como un centro industrial y para crear nuevos empleos para el futuro», ha agregado.
CONSERVACIÓN DE LA NATURALEZA Y ADAPTACIÓN
En otro plano, McKinsey ha señalado que la conservación de la naturaleza ayudará frente al calentamiento del planeta, ya que, aunque la tecnología juega un papel muy importante en la descarbonización, gran parte de la tecnología en este espacio tardará años en escalarse, mientras «las oportunidades basadas en la naturaleza están disponibles a escala hoy en día, incluidos enfoques bien establecidos, como la protección o restauración de los bosques y manglares, junto con soluciones más innovadoras o emergentes, como la protección o restauración de los ecosistemas de algas marinas o de pantanos salados, la gestión de los incendios forestales boreales o el cultivo de algas marinas en alta mar».
Los modelos de McKinsey muestran que mantener el planeta bajo 1,5 grados de incremento en temperatura no puede lograrse sin grandes inversiones en la naturaleza. De la misma manera, si no se aborda la crisis del cambio climático, la biodiversidad –tanto en términos de variedad de especies como de tamaño de la población– continuará su caída actual.
Por último, ha constatado que la adaptación climática es «críticamente importante», ya que, según sus investigaciones, «los riesgos físicos relacionados con el clima seguirán aumentando, independientemente de los avances que podamos hacer en materia de reducción de emisiones», teniendo en cuenta el hecho de que «todavía se garantiza cierto grado de calentamiento debido a la inercia física de los sistemas antiguos».
En el marco de la COP26, que se celebra del 31 de octubre al 12 de noviembre en la ciudad de Glasgow, McKinsey organiza una serie de mesas redondas sobre temas como estrategia de cero neto , desarrollo de negocios ecológicos o inversión sostenible, entre otros temas.