Expresos de ETA exigen que respondan del «dolor causado» a quienes integraron la banda y a los políticos de su entorno
«No es lícito esconderse bajo tierra como los topos y dejar todo el peso sobre los autores de los atentados», afirman
BILBAO, 20
Expresos de ETA que optaron por la Vía Nanclares han realizado un llamamiento a «responder del dolor causado», no solo a quienes integraron ETA, sino también a los dirigentes políticos de la izquierda abertzale. «No es lícito esconderse bajo tierra como los topos y dejar todo el peso sobre los autores de los atentados», han advertido.
Estos exreclusos, que fueron expulsados del EPPK por su adhesión a la Vía Nanclares –por la que se desvinculaban de la lucha armada, admitían el daño causado y solicitaban beneficios penitenciarios–, han publicado un artículo en el diario euskaldun Berria . Los autores son Kepa Pikabea, Andoni Alza, Rafa Caride, Andoni Díaz Urrutia, Ibon Etxezarreta, Carmen Gisasola y Joseba Urrosolo Sistiaga.
En un texto, recogido por Europa Press, estos expresos han recordado los diez años transcurridos desde que ETA «diera por finalizada su actividad armada», y han revelado que en prisión, no eran «pocos los presos que ya antes estaban a favor de eso».
«Creíamos que ETA no podía seguir adelante a ciegas, y esa convicción se hizo más patente tras el fracaso de Loyola», han señalado, en referencia a las conversaciones mantenidas por los socialistas, Batasuna y PNV para intentar poner fin a la violencia de ETA.
Sin embargo, han apuntado que, «con una gran ligereza, se dio paso a la decisión de continuar con las armas». «Pero fuera, por miedo a lo que pudiera venir, y para contrarrestar la decisión de ETA, la izquierda abertzale comenzó a moverse», ha añadido.
En este contexto, han remarcado que «algunos presos, sin esperar a las decisiones de nadie», empezaron a dar los pasos que consideraron. «Es decir, dimos por finalizada la lucha armada, admitimos el daño causado y dimos pie a solicitar beneficios penitenciarios (acercamiento, permisos de salida, cambios de grado, etc). Comenzamos a acceder a derechos que hasta entonces nos negábamos a nosotros mismos o que nos hacían negárnoslos», han manifestado.
Es lo que, según han subrayado, han empezado a hacer el resto de presos de ETA diez años más tarde. «Conocemos a más de un preso que no llegó a dar los pasos que nos atrevimos a dar nosotros por miedo a que él y sus familiares fueran perseguidos en el pueblo, y ahora a los presos se les pide que den esos pasos, porque nadie los descalificará en el pueblo», han lamentado.
OPORTUNIDADES PERDIDAS
En este sentido, se han referido a «los responsables de las oportunidades perdidas para negociar –en Argel, Lizarra, Loyola, etc–, de dirigentes que niegan haber militado en ETA, de persecuciones en los pueblos a la gente que discrepaba, de los que en los juicios nos pedían insumisión y que, viéndose en apuros, decían que solo hacían política y agachaban la cabeza ante la fiscalía». «Su estrategia política fue un error y no reconocieron el daño causado por la lucha armada», han aseverado.
Estos exreclusos adscritos la Vía Nanclares han recordado que el día del fin de ETA estaban en la antigua prisión alavesa. «Nos trajeron en pequeños grupos desde diferentes prisiones, como Asturias, Burgos o Zaragoza. Este proceso comenzó en 2008. No éramos un grupo muy grande los que decidimos venir a Nanclares, pero sí una foto significativa de la militancia de ETA», han rememorado.
AUTOCRÍTICA
Asimismo, han explicado que tenían «claro, como militantes, que era necesaria una reflexión crítica sobre el pasado» y que tenían que dirigirse a la sociedad. «Por eso difundimos nuestros artículos de opinión y entrevistas, y nos reunimos con agentes sociales, políticos y víctimas, ayudando a cerrar heridas para dar paso a una nueva convivencia», han destacado.
Los expresos han precisado que en ello estaban en vísperas de que ETA declarara el fin de la lucha armada. «Nos juntamos con dos víctimas de la violencia en el taller para la convivencia, como grupo, y nos dieron más certeza para seguir en el camino emprendido. Posteriormente, nos reunimos con otras víctimas y amenazados», han recordado.
Tras apuntar que ya han pasado diez años, han denunciado que «se ha perdido demasiado tiempo, dando paso a la mera escenificación del desarme y desaparición de ETA, aunque se supiera que lo urgente era una reflexión sobre el dolor causado».
«Del dolor causado por los demás, tendrán que responder los que lo han causado, pero del causado por ETA, tenemos que responder los que fuimos militantes y los dirigentes políticos del entorno de ETA», han puntualizado.
En cuanto al GAL y las torturas, han señalado que «se dice que hay responsables directos de los actos y responsables políticos, tan responsables son unos como otros», pero también creen que eso es extensible a su caso. «Por eso, es inadmisible que, desde la responsabilidad política, no se asuma ninguna responsabilidad de lo ocurrido», han advertido.
En su opinión, «no es lícito esconderse bajo tierra como los topos y dejar todo el peso sobre los autores de los atentados». En esta línea, ha reprochado que se quiera «responsabilizar de lo ocurrido» a los que fueron «castigados» con la prisión «y a los que aún siguen presos». «Es lo que queda por hacer diez años después», han concluido.