Los pacientes presentan inflamación miocárdica residual tras la hospitalización por COVID-19, según estudio
El estudio más exhaustivo a los pacientes dados de alta tras su hospitalización prolongada por COVID-19 ha mostrado la presencia de inflamación o edema en el miocardio sin signos graves de miocarditis.
En este trabajo, realizado por los servicios de Cardiología y Diagnóstico por la imagen del Hospital Universitario Quironsalud Madrid, se ha evaluado a 367 pacientes que estuvieron hospitalizados por COVID-19 entre marzo y mayo del 2020 y a los que se les ha sometido a una resonancia magnética cardíaca.
«Hemos identificado la presencia de edema miocárdico en estos pacientes a través de técnicas y secuencias especiales de mapeo para detectar alteraciones del músculo cardíaco (mapping) y utilizadas para la detección precoz de esta clase de lesiones», explica el doctor Javier Urmeneta, cardiólogo especialista en imagen cardíaca del Hospital Universitario Quironsalud de Madrid, y primer autor del estudio, que se ha publicado en la revista International Journal of Cardiology: Heart & Vasculature .
Se conocen cada vez con más precisión los efectos que la infección en la fase aguda de la infección por el virus SARS-CoV-2 produce en el sistema cardiovascular. La trombosis y la inflamación son efectos de enorme transcendencia clínica en el sistema cardiovascular de estos enfermos.
Este estudio ha sido posible por la disponibilidad de software avanzado de análisis de imágenes de resonancia magnética cardíaca ( mapping y feature tracking ). «El edema que hemos apreciado no es visible en las imágenes convencionales. Utilizamos programas específicos que analizan las imágenes de resonancia magnética que nos permite valorar el edema a nivel microscópico analizando el tiempo de recuperación de los protones del tejido cardíaco al ser sometidos al campo magnético de la prueba», explica el doctor Vicente Martínez de Vega, jefe del servicio de Diagnóstico por la Imagen.
Este trabajo es el primero que se realiza en España de resonancia magnética cardíaca que evidencia edema miocárdico residual en contexto de una patología sistémica inflamatoria que afecta inicialmente al sistema respiratorio, a la vez que muestra la baja incidencia de afectación por miocarditis que implicaría una mayor gravedad.
«La mayoría de los pacientes analizados no tenían su función ventricular afectada y en general tampoco mostraban fibrosis (cicatrices) en su músculo cardíaco, por eso es previsible que tengan un buen pronóstico en su evolución desde un punto de vista cardiológico», indica el doctor Urmeneta.
El doctor José Ángel Cabrera, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, cree que «es momento de seguir investigando y detectar qué está pasando en el corazón de los pacientes que han sobrevivido a la invasión del virus». «Estamos estudiando la afectación del sistema cardiovascular de los pacientes que han superado la enfermedad o presentan sintomatología compatible con COVID-19 persistente», ha finalizado.