Bachelet se muestra «conmocionada» por el asesinato de un activista rohingya en Bangladesh
La Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, ha expresado este viernes su «preocupación» y ha dicho sentirse «conmocionada» por el asesinato en Bangladesh del activista rohingya Mohib Ullá, que se encontraba al frente de la Sociedad Arakán para la Paz y los Derechos Humanos de los Rohingya.
En un comunicado en el que ha instado a abrir cuanto antes una investigación «efectiva» sobre su muerte, Bachelet ha señalado que es «descorazonador que una persona que se pasa la vida luchando para garantizar que las violaciones que se cometan contra los rohingya sean conocidas a nivel mundial haya sido asesinado de esta manera».
«Quiero rendir tributo a este excepcional defensor de los derechos humanos, que a pesar de los peligros a los que se enfrentaba por desempeñar su labor siguió defendiendo los derechos de su pueblo», ha manifestado.
Mohib Ullá murió tras recibir una serie de disparos por parte de un grupo de hombres armados en un campo de refugiados de Cox s Bazar, en el sur de Bangladesh. El campo, que fue construido en 2017, alberga a unos 750.000 refugiados rohingya que abandonaron Birmania huyendo de la persecución y violaciones a las que se veían sometidos por parte de las fuerzas de seguridad.
Durante años, Mohib Ukllá ha recavado información sobre dichas violaciones, cometidas especialmente en el estado de Rajine, en el noroeste de Birmania, y ha buscado que se tomen medidas a nivel internacional para proteger a la población. En marzo de 2019 viajó a Ginebra para asistir a la 40ª asamblea del Consejo de Derechos Humanos, donde explicó la discriminación a la que son sometidos los rohingya, que son privados de su nacionalidad, tierras y derechos.
Según Bachelet, «sus palabras fueron poderosas y permitieron ilustrar la terrible situación a la que se enfrentan los rohinya». «Hoy, cuatro años después, sirven de eco para recordar que los rohingya siguen esperando a que se haga justicia para poder volver a casa», ha dicho.
En este sentido, ha hecho hincapié en la importancia de que «hacer algo para ayudar a esta comunidad perseguida tanto en Birmania como en Bangladesh». «Quien sea responsable de su muerte ha dejado claro que los campos no son seguros», ha lamentado.
Bachelet ha asegurado, no obstante, que «entiende los desafíos a los que se enfrenta el Gobierno de Bangladesh a la hora de dar cobijo a los refugiados rohingya y la necesidad de contar con apoyo exterior». Sin embargo, ha insistido en que, a pesar de ello, «los derechos básicos de los refugiados deben estar garantizados» en la zona.
Ullá, que trabajaba como profesor hasta que se convirtió en activista, murió tras recibir varios disparos el miércoles por parte de un grupo de asaltantes que no han sido identificados.
Imágenes retransmitidas por varias cadenas de televisión muestran un aumento de la vigilancia policial en los campos, que cuentan ahora con una treintena de controles. El hermano menor del activista, Habib Ullá, ha culpado del asesinato al Ejército de Salvación Rohingya de Arakán (ARSA, por sus siglas en inglés), un grupo rohingya insurgente.