Prevenir dolencias en la espalda de los escolares pasa por reducir el peso de la mochila y aumentar la actividad física
Un año más, coincidiendo con el inicio del curso escolar, el Consejo General de Colegios de Médicos (CGCOM) y la Red Española de Investigadores en Dolencias de la Espalda (REIDE), ponen en marcha la campaña de prevención de las dolencias de la espalda entre los escolares donde recuerda que la actividad física es la mejor prevención para las dolencias de la espalda, así como usar un mobiliario escolar no ajustado a su estatura y evitar que el peso de la mochila no supere el 10% del peso corporal.
La campaña Muévete, tu espalda lo necesita , que se desarrolla en colaboración con la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (CEAPA) y con el apoyo de la Fundación Asisa, este año incide sobre todo en el ejercicio. Así, transmitir al alumnado, al personal escolar y a las familias, los conocimientos que han demostrado ser útiles para mantener una espalda sana desde la edad infantil; y cómo actuar en caso de sufrir un episodio de dolor para reducir su duración e impacto en las actividades cotidianas.
Estas recomendaciones, y los propios métodos y contenidos de la campaña, están basados en estudios científicos previos que han demostrado su efectividad. Lo más importante es la constancia en su práctica, no habiéndose detectado diferencias significativas entre distintos tipos de deporte: natación, atletismo, yudo, baloncesto,… Cualquiera es mejor que ninguno siempre que sea practicado de forma apropiada y constante, lo que es indispensable para que el menor mantenga su musculatura funcional y coordinada, además de ser beneficioso para su salud metabólica y general.
Los niños, niñas y adolescentes que practican un deporte competitivo a nivel cuasi profesional, deben seguir estrictamente los consejos de los entrenadores y médicos deportivos, para compensar los eventuales desequilibrios musculares que ese deporte concreto pueda generarles, pues pueden incrementar el riesgo de sufrir lesiones y dolencias de la espalda.
Estas dolencias son excepcionales antes de los 8 años, pero su frecuencia aumenta a partir de los 10. En nuestro país, el 51% de los chicos y el 69% de las chicas entre 13 y 15 años ya han padecido estas dolencias. Y es a partir de los 15 cuando su frecuencia es similar a la de los adultos., incrementando significativamente el riesgo de que los padezcan de forma crónica al llegar a la edad adulta.
El presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM), el doctor Tomás Cobo, afirma que «la prevención es un factor clave en la promoción y cuidado de la salud, especialmente cuando hablamos de personas en edades tempranas, por ello, es fundamental que en la etapa escolar adquiramos los mejores hábitos posibles para evitar dolencias crónicas y fomentemos la actividad física».
Por su parte, la presidenta de la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres del alumnado (CEAPA), Leticia Cardenal, subraya «la importancia de transmitir y practicar buenos hábitos dirigidos a los cuidados de la espalda desde edades tempranas, las familias tenemos un papel muy importante.
«Las dolencias de espalda son una de las causas médicas que más padece la sociedad en la edad adulta, podría ser reducido considerablemente si seguimos unas pautas mínimas que podemos encontrar en el Tebeo de la Espalda», añade.
«Los estudios científicos disponibles demuestran que las medidas que difunde esta campaña son eficaces para prevenir las dolencias de la espalda, y los métodos que la propia campaña usa también han sido validados. Los hábitos saludables son útiles para mantener una espalda sana durante toda la vida, pero resulta mucho más fácil inculcarlos en la infancia», concluye el doctor Francisco Kovacs, de la Unidad de la Espalda Kovacs del Hospital HLA Universitario Moncloa y director de la Red Española de Investigadores en Dolencias de la Espalda (REIDE).
HÁBITOS SALUDABLES PARA MANTENER UNA ESPALDA SANA
Si un menor presenta dolor de espalda, la primera recomendación es acudir a un médico para confirmar el diagnóstico. De hecho, entre los adultos aproximadamente el 1% de los casos de dolor de espalda se deben a enfermedades generales que se manifiestan en ella, algunas graves (como ciertos tipos de infección, cáncer o enfermedad metabólica). Entre los niños, ese porcentaje es ligeramente mayor.
Una vez confirmado que se trata de un dolor originado en la espalda, hay que evitar el reposo en cama o acortarlo tanto como sea posible; bastan 48 horas de inactividad para que comience a reducirse el tono muscular, lo que prolonga la duración del episodio doloroso y aumenta el riesgo de que repita en el futuro.
En vez de hacer reposo, es mejor mantener el mayor grado de actividad que el dolor permita; es decir, interrumpir las actividades que realmente desencadenen el dolor o aumenten su intensidad, pero mantener todas las demás y con la intensidad máxima que sea posible sin llegar a causar dolor.
Aunque su eficacia ha demostrado ser menor que la del ejercicio, la higiene postural también puede ayudar, especialmente cuando se trata de optimizar posturas en las que los alumnos pasan muchas horas. Por ejemplo, al sentarse frente al ordenador conviene que la pantalla esté exactamente a la altura de los ojos (no a la izquierda o derecha; ni más alta o baja) y no levantar los hombros al teclear.
También cambiar de postura frecuentemente y levantarse cada 50-60 minutos aunque sea sólo para dar unos pasos. A la hora del descanso, se aconseja dormir de lado o boca arriba; evitando hacerlo boca abajo. La cama, además, debe tener un tamaño adecuado que permita al niño moverse libremente mientras duerme y, en contra de la creencia popular, los colchones de firmeza intermedia han demostrado científicamente ser mejores que los muy firmes.
Varios estudios han demostrado que el dolor de espalda es más frecuente entre los adolescentes que usan un mobiliario escolar no ajustado a su estatura, que le obliga a mantener posturas forzadas inadecuadas. Este factor de riesgo se reduciría si los alumnos pudieran tener sillas que permitieran regular su altura, sobre todo en estas edades en las que hay grandes diferencias de altura entre los alumnos de una misma clase.
El consenso de los expertos recomienda que el peso de la mochila no supere el 10% del peso corporal de los niños y niñas, pero los datos disponibles reflejan que, como mínimo, un tercio de los escolares supera ese límite.
Eso coincide con el resultado de estudios que sugieren que disponer de taquillas en los centros escolares y reducir la carga del material escolar (bien por escisión de libros por trimestres, bien por el uso de nuevas tecnologías) disminuiría también el riesgo de padecer dolencias de espalda en estas edades.
Si el alumnado no puede evitar el transporte escolar excesivo, lo idóneo es que su mochila sea de ruedas evitando que el peso vaya en sus hombros y espalda. En caso de usar mochila de tirantes, ésta debe ir adecuadamente colocada.
El Tebeo de la Espalda, en el que, a través de viñetasatractivas, el Doctor Espalda enseña los hábitos más efectivos para cuidar la columna vertebral y tener una espalda sana; y qué hacer si aparece el dolor para disminuir su impacto y duración.