La economía latinoamericana crecerá un 5,9 por ciento en 2021, según la CEPAL
El Producto Interior Bruto (PIB) de América Latina y el Caribe crecerá un 5,9 por ciento en 2021, como consecuencia de los impulsos coyunturales a la demanda agregada y el rebote estadístico acontecido tras la caída económica del año anterior, según un nuevo informe publicados por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) de Naciones Unidas.
El crecimiento proyectado para este año, no obstante, no será suficiente para revertir el declive económico del año pasado, cuando el PIB regional cayó un 6,8 por ciento como consecuencia de la pandemia. En este sentido, solo 14 países latinoamericanos recuperarán los niveles prepandemia a finales de 2022, nueve en 2021 y cinco más en 2022.
En este escenario, la secretaria ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, ha advertido de las «importantes asimetrías» entre países desarrollados y países de ingreso medio de cara a la recuperación económica.
«Existen importantes asimetrías entre los países desarrollados y las naciones de ingreso medio -entre las que se encuentran la mayoría de los países de América Latina y el Caribe- tanto en la dinámica de la vacunación, como en la capacidad de implementar políticas para la recuperación económica», ha explicado Alicia Bárcena.
La secretaria ejecutiva ha recordado que el declive económico de 2020 profundizó los problemas estructurales de la región latinoamericana, que en la última década crecía al menor ritmo observado en más de un siglo. Así, ha advertido que uno de los retos que América Latina tendrá que afrontar tras la crisis es cómo revertir esta dinámica de débil crecimiento.
En el sexenio entre 2014 y 2019 la región creció a una tasa promedio de 0,3 por ciento, menor al promedio del sexenio que incluye la Primera Guerra Mundial (0,9 por ciento) y el de la Gran Depresión (1,3 por ciento). Además muestra una caída progresiva en la inversión, alcanzando en 2020 uno de sus niveles más bajos en las últimas tres décadas (17,9 por ciento del PIB). De igual forma, la productividad laboral cae significativamente.
Asimismo, la pandemia provocó una fuerte caída en la participación laboral, en particular de las mujeres. Con la crisis la participación femenina llegó en 2020 a 46,9 por ciento, lo que representa un retroceso a los niveles de 2002. En 2021 se espera una recuperación de este indicador, que llegaría a 49,1 por ciento, pese a lo cual los niveles serían similares a los de 2008.
En su receta para revertir esta dinámica, Bárcena considera interesante mantener políticas fiscales y monetarias expansivas, para lo que los países latinoamericanos requerirán de la combinación de los recursos internos con un mayor acceso a la liquidez internacional y con mecanismos multilaterales que faciliten el manejo de la deuda, si es necesario.
«Se necesitan iniciativas multilaterales para enfrentar las incertidumbres sobre la vacunación y el acceso de los países en desarrollo a financiamiento en condiciones adecuadas», ha añadido la alta funcionaria de las Naciones Unidas.
ALZA EN LOS PRECIOS DE MATERIAS PRIMAS y ESTÍMULOS MONETARIOS.
El informe presentado por Bárcena apunta que buena parte de la recuperación de la región en 2021 se debe a la reactivación proyectada del 8 por ciento en el volumen del comercio mundial, que irá acompañado de un aumento del 38 por ciento en promedio de los precios de las commodities .
Otro factor que ha contribuido a la recuperación han sido los mayores estímulos monetarios y fiscales de países desarrollados, puesto que han favorecido los flujos financieros hacia mercados emergentes, que si bien se mantienen positivos siguen en niveles menores que en 2020.
En el plano de la inflación, la CEPAL proyecta un escenario de persistencia inflacionaria que inevitablemente se traducirá en alzas de los tipos de interés en países desarrollados y afectará a los flujos hacia economías emergentes.
«El eventual aumento de las tasa de interés de Estados Unidos, si llega a ocurrir, va a repercutir en los mercados emergentes», ha indicado Bárcena.
Las remesas seguirán jugando un papel central en apoyar la dinámica económica de la región en 2021. Según la CEPAL, en 2020 hubo un fuerte incremento en El Salvador, Guatemala, Honduras, México.
De hecho, el valor total acumulado de las remesas de la región en 2020 fue de 77.692 millones de dólares (65.822 millones de euros), un 10,6 por ciento más. En 2021 las remesas acumuladas ascienden hasta los 44.949 millones de dólares (38.081 millones de euros), por lo que previsiblemente se superará la cifra registrada en 2020.
En materia fiscal, el análisis resalta que la política fiscal debe acelerar la inversión pública e incentivar y atraer la inversión privada. Así, será prioritario para la sostenibilidad de la política fiscal fortalecer los ingresos tributarios y reducir la evasión, que representa alrededor de 325.000 millones de dólares (275.334 millones de euros) equivalentes al 6,1 por ciento del PIB regional.
En este ámbito, un mayor acceso a la liquidez internacional y mecanismos multilaterales que faciliten el manejo de la deuda contribuiría a ampliar el espacio de política fiscal y monetaria de la región. La emisión de Derechos Especiales de Giro (DEGs) equivalente a 650.000 millones de dólares (550.670 millones de euros) implementada recientemente, permitirá fortalecer la posición externa de los países de la región, disminuir el riesgo y liberar recursos para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Sin embargo, la institución ha señalado que la emisión de DEGs y su reasignación no es una panacea y debe ser acompañada de otras iniciativas, incluyendo la creación de fondos multilaterales como el Fondo para Aliviar la Economía COVID-19 (Fund to Alleviate COVID-19 Economics – FACE) impulsado por Costa Rica, para facilitar el acceso a financiamiento.
El informe destaca la necesidad de fortalecer la banca de desarrollo regional, subregional y nacional con el fin de aumentar la capacidad de préstamos y de respuesta a la pandemia, así como el establecimiento de un mecanismo multilateral de reestructuración de la deuda soberana para hacer frente a las obligaciones contraídas con los acreedores privados.
«Se debe ampliar el conjunto de instrumentos innovadores para mejorar el acceso al financiamiento e incluir a los países de ingreso medio en todas las iniciativas de alivio de la deuda y acceso a liquidez concesional. El PIB no debe ser el único criterio para evaluar el desarrollo y necesidades de los países. Debemos pasar de la graduación a la gradación», ha subrayado Bárcena.