Un estudio ofrece pistas sobre cómo reducir los efectos secundarios de la quimioterapia en el cáncer de mama
Un grupo de investigadores de Japón y Estados Unidos ha logrado identificar una proteína de la maquinaria celular asociada a BRCA que desempeña un papel fundamental en la progresión del cáncer de mama. Los resultados del estudio, publicado en la revista Laboratory Investigation , ofrecen pistas para reducir los efectos secundarios de la quimioterapia en este tipo de tumores.
En todo el mundo, cada año más de 600.000 mujeres mueren por cáncer de mama, el más común que afecta a las mujeres. Aunque los efectos individuales o combinados del estilo de vida y los factores ambientales contribuyen al desarrollo del cáncer de mama en un gran porcentaje de la población femenina, la formación de la neoplasia suele estar asociada a factores genéticos. Por ejemplo, el BRCA1 y el BRCA2 son dos genes que influyen en las posibilidades de que una persona desarrolle un cáncer de mama.
En condiciones normales, los productos proteínicos de estos genes ayudan a reparar los daños del ADN, reduciendo así las posibilidades de crecimiento celular incontrolado y de desarrollo de tumores. Cualquier «mutación» o anomalía a nivel celular que dificulte el funcionamiento de los genes BRCA, por tanto, predispone a la persona a una mayor probabilidad de desarrollar cáncer de mama.
Por ello, durante décadas, los investigadores se han centrado en descifrar el papel de los genes BRCA y los componentes celulares asociados a las proteínas BRCA1 y BRCA2 para comprender la progresión del cáncer de mama y diseñar terapias específicas adecuadas para prevenir y tratar la enfermedad.
En este nuevo estudio, los investigadores empezaron por observar de cerca un complejo proteico llamado TRanscription-EXport-2 (TREX-2), que interviene en la transcripción y exportación de ARNm desde el núcleo. El complejo está formado por varias proteínas, como GANP, PCID2, DSS1 y centrina 3/4, y según informes anteriores, la expresión aberrante de algunas de estas proteínas provoca daños en el ADN que dan lugar a la formación de tumores.
«Anteriormente, observamos que la deficiencia de GANP estaba estrechamente relacionada con la carcinogénesis de mama. Por tanto, nos interesó investigar otros componentes proteicos del complejo TREX-2 para ver su posible relación con el cáncer de mama», explica uno de los responsables del estudio, Kazuhiko Kuwahara. Basándose en la información publicada disponible, se centraron en DSS1, una proteína que se sabe que está asociada a la estabilización de la proteína BRCA2 en líneas celulares humanas.
Para poner a prueba sus hipótesis, los investigadores realizaron una serie de estudios que empezaron por comprobar los niveles de expresión de varias proteínas del complejo TREX-2, incluida la DSS1, en los tejidos del cáncer de mama, seguidos de experimentos a nivel celular.
Descubrieron que la expresión de la proteína DSS1 era mayor en los tejidos del carcinoma de mama humano que en los tejidos normales. En cambio, la expresión de la proteína PCID2 era normal en los tejidos malignos.
También evidenciaron que la baja expresión de DSS1 se asocia con un mayor tiempo de supervivencia en las pacientes. Curiosamente, las células de cáncer de mama con niveles reducidos de DSS1 eran más sensibles a los fármacos anticancerosos estándar DXR y PTX, mientras que un nivel elevado de DSS1 hacía que las células de cáncer de mama fueran resistentes a estos agentes terapéuticos.
«Los fuertes efectos secundarios de las terapias contra el cáncer aumentan el sufrimiento de las pacientes y complican las modalidades de tratamiento. Nuestra investigación sugiere que la eliminación de la proteína DSS1 de las células del cáncer de mama puede hacer que las células sean quimiosensibles, es decir, que respondan mejor a dosis más bajas de fármacos contra el cáncer, lo que significa que las posibilidades de que se produzcan efectos adversos inducidos por los fármacos en pacientes con cáncer de mama se reducirán con esta técnica», resume el doctor Kuwahara.