ONG piden a los gobiernos «tomar medidas» tras la publicación del informe de la ONU sobre el hambre en el mundo

El 30 por ciento de la población mundial carecía de acceso a una alimentación adecuada en 2020

Tras la publicación del informe de la ONU sobre la situación del hambre en 2020, que pone de manifiesto el «dramático» deterioro causado por la COVID-19 que ha llevado a 811 millones de personas a la desnutrición, las ONG han pedido a los gobiernos actuar y «tomar medidas para prevenir las crisis alimentarias y frenar el aumento del número de personas que pasan hambre».

El informe, publicado por la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), apunta a una «coyuntura crítica» en la que se ven amenazados la vida y los medios de subsistencia de millones de personas de todo el mundo.

Tras su divulgación, el director ejecutivo del PMA, David Beasley, ha señalado que el informe pone de manifiesto «una realidad devastadora: el camino hacia el Hambre Cero está siendo detenido en seco por los conflictos, el clima y la COVID-19».

«En 2020, cayeron más personas en el hambre crónica que en los cinco años anteriores juntos, y uno de cada cinco niños de todo el mundo sufría retraso en el crecimiento, lo que significa que su potencial futuro está siendo destruido por el hambre. El mundo debe actuar para salvar a esta generación perdida antes de que sea demasiado tarde», ha demandado.

Por su parte, el jefe de programas de reducción de riesgos climáticos y de desastres del PMA, Gernot Laganda, ha alertado que «las perturbaciones y tensiones climáticas están provocando el hambre como nunca antes», y ha recordado que «a pesar de contribuir poco al cambio climático, las comunidades de los países en desarrollo son las más expuestas y las menos preparadas para hacer frente a las amenazas aceleradas que vienen con él».

La directora ejecutiva de UNICEF, Henrietta Fore, ha lamentado que «los sistemas alimentarios mundiales y nacionales no están proporcionando a los niños las dietas que necesitan para crecer y desarrollarse en su máximo potencial». «Debemos hacerlo mejor», ha asegurado a través de un mensaje en su cuenta en la red social Twitter.

También la organización Acción contra el Hambre ha pedido a los gobiernos, tras la publicación del informe, que «tomen medidas para hacer frente a esta situación», mientras que en un comunicado ha defendido dar prioridad a la agricultura resiliente para proteger el medio ambiente y fortalece los sistemas alimentarios locales.

Además, ha señalado que se deben tomar medidas «urgentemente» para prevenir las crisis alimentarias y frenar el aumento del número de personas que pasan hambre, ya que, como el informe demuestra, el «hambre erosiona las capacidades de las poblaciones más vulnerables, generando exclusión y llevando a un retroceso en cuanto a los avances conseguidos».

Los conflictos, por otro lado, siguen haciendo estragos y son una de las principales causas de desnutrición e inseguridad alimentaria, con países como Burkina Faso, Yemen, Nigeria, Sudán del Sur y Etiopía al borde de la hambruna, y donde sus poblaciones ven violados sus derechos regularmente.

Acción contra el Hambre asegura haber sido testigo del deterioro de la seguridad alimentaria de las poblaciones sobre el terreno, con la COVID-19 impactando en los sistemas alimentarios de todo el mundo, provocando, entre otros, la pérdida de cosechas y de ingresos, sumiendo a millones de personas en la precariedad.

«El impacto en las cadenas de aprovisionamiento se ha traducido en un aumento de los precios en muchos países. Además, la desaceleración económica ha llevado a muchas familias a perder sus ingresos», ha lamentado el director de Investigación, Desarrollo e Innovación de Acción contra el Hambre, Amador Gómez.

«Tenemos que abordar los factores que causan la inseguridad alimentaria, como la crisis climática, los conflictos o las desigualdades económicas», ha instado, así como «apoyar a las víctimas de estas crisis alimentarias con la mayor rapidez y cercanía posible para evitar muertes y aliviar el sufrimiento quienes enfrentan este problema».

CIFRAS PREOCUPANTES

Las cinco agencias se han mostrado «preocupadas» por el aumento del hambre en términos absolutos y proporcionales en 2020, ya que supera incluso el crecimiento de la población. Frente al 8,4 por ciento de todas las personas que estaban desnutridas en 2019, este porcentaje aumentó hasta el 9,9 por ciento el año pasado.

Más de 2.300 millones de personas, lo que representa el 30 por ciento de la población, no tuvieron acceso a una alimentación adecuada en 2020, un indicador que ha dado «un salto en un año tan grande como los cinco anteriores juntos», alerta el informe.

El mayor aumento del hambre, en términos geográficos, se ha producido en África, donde la prevalencia estimada de la desnutrición –el 21 por ciento de la población– es más del doble que en cualquier otra región y están desnutridas un tercio –282 millones– de todas las personas en el mundo. Por otro lado, más de la mitad de todas las personas desnutridas, 418 millones, viven en Asia, mientras que 60 millones corresponden a América Latina.

Las lecciones que hay que aprender de la pandemia «son claras», ha señalado el director de Ingeniería Técnica y Acción Social de Acción contra el Hambre, Luis González, «la agricultura resiliente y los sistemas alimentarios locales deben estar en el centro de una transformación sostenible y justa».

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