AI denuncia la tortura, malos tratos y devoluciones ilegales de refugiados y migrantes por parte de Grecia
Un nuevo informe de la organización recoge pruebas y testimonios de 16 personas que han sufrido expulsiones ilegales en la región de Evros
Amnistía subraya que Frontex conoce los hechos y recuerda que «tiene el deber de evitar violaciones de Derechos Humanos»
Amnistía Internacional ha denunciado este martes la «tortura, malos tratos y devoluciones ilegales» de personas refugiadas y migrantes a Turquía por parte de Grecia, lo que vulnera las obligaciones del país en materia de Derechos Humanos de conformidad con el derecho internacional y de la Unión Europea.
La organización ha elaborado el informe Grecia: violencia, mentiras y detenciones ilegales que, a partir de conversaciones con 16 personas que han pasado por 21 expulsiones ilegales, documenta cómo las fuerzas fronterizas griegas están deteniendo «de forma violenta e ilegal» a grupos de personas refugiadas y migrantes para su devolución sumaria a Turquía, según indica la organización.
Principalmente, se centra en operaciones ilegítimas en la región de Evros, en la frontera terrestre entre Grecia y Turquía, y señala que entre febrero y marzo de 2020, Grecia expulsó «con violencia» a personas refugiadas y migrantes en respuesta a la apertura unilateral de las fronteras terrestres por parte de Turquía.
Con la documentación de los incidentes que se sucedieron tras la expulsión, entre junio y diciembre de 2020, esta investigación «demuestra que las violaciones de Derechos Humanos en las fronteras de Grecia siguen ocurriendo y se han convertido en una práctica habitual», ha avisado Amnistía Internacional.
«Es evidente que varias divisiones gubernamentales de Grecia están trabajando en estrecha coordinación para capturar y detener a personas que van a Grecia en busca de seguridad, y que están sometiendo a muchas de ellas a violencia, para luego trasladarlas a la orilla del río Evros y efectuar su devolución sumaria a Turquía», ha afirmado, al respecto, la investigadora sobre Migración para Europa de la organización, Adriana Tidona.
Asimismo, ha aseverado que la investigación demuestra que «las devoluciones ilegales violentas se han convertido en la política griega de control fronterizo de facto en la región de Evros».
«El nivel organizativo necesario para ejecutar estas devoluciones, que han afectado hasta a 1.000 personas en los incidentes documentados, a algunas de ellas varias veces y en muchos casos a través de centros de detención no oficiales, muestra hasta dónde está dispuesta a llegar Grecia para expulsar de manera ilegal a las personas y ocultarlo», ha agregado Tidona.
La organización ha incidido en que la gran mayoría de las personas con las que ha hablado han denunciado que habían sufrido o presenciado actos de violencia por parte de individuos que describían, según la entidad, «como agentes griegos uniformados, así como hombres vistiendo ropa civil».
Entre estos actos, se han mencionado «golpes con varas y bastones, patadas, puñetazos, bofetadas y empujones que, a veces, provocaron heridas graves». «A menudo, se sometía a los hombres a humillantes y agresivos registros sin ropa, a veces en frente de mujeres, niños y niñas», ha detallado Amnistía.
Así, ha reiterado que en la mayoría de los casos, los actos de violencia denunciados «violan la prohibición internacional de trato inhumado o degradante», así como algunos incidentes «constituyen tortura, por su gravedad y su intención humillante o punitiva».
RELATOS DE AFECTADOS
En este contexto, la organización ha difundido la historia de Saif, un hombre sirio de 25 años expulsado cuatro veces en agosto de 2020, quien ha explicado que, en su segundo intento, el grupo con el que viajaba «recibió una emboscada por parte de soldados con uniforme negro y pasamontañas, quienes los trasladaron a la orilla del Evros, el río que hace frontera con Grecia y Turquía».
Según ha relatado Amnistía a partir de la experiencia del joven, dos hombres del grupo trataron de escapar, pero uno de los soldados los detuvo y los golpeó, mientras Saif sospechaba que «le habían roto la columna a uno de ellos». Después de que los soldados griegos llevaran a los dos hombres heridos hasta la orilla de Turquía, aparecieron soldados turcos y una ambulancia para socorrerlos, ha dicho la organización.
Por otra parte, otra persona ha contado que, durante una de las operaciones de devolución, a él y a su grupo «los obligaron a saltar de la barca al agua cerca de un islote en medio del río Evros, donde permanecieron durante días. Uno de los hombres a quien obligaron a saltar de la barca no sabía nadar y gritaba pidiendo ayuda mientras iba flotando y sumergiéndose en el agua, hasta que lo arrastró la corriente», ha explicado la entidad.
Asimismo, Amnistía Internacional ha apuntado que las devoluciones no están teniendo lugar sólo en zonas fronterizas, sino que también están capturando y deteniendo a personas «muy adentro de Grecia» para luego trasladarlas a la región de Evros y devolverlas a Turquía.
La organización ha hablado también con cuatro personas, entre ellas un refugiado y un solicitante de asilo que había vivido en Grecia durante cerca de una año, que capturaron y detuvieron en zonas del norte del país y que finalmente devolvieron a Turquía en grupos más grandes.
Entre ellas, Nabil, un hombre sirio de 31 años, registrado como solicitante de asilo en Grecia, ha explicado, según Amnistía, que «lo habían arrestado en el puerto de la ciudad de Igoumenitsa, en la región noroccidental del país, y que la Policía le contó que lo trasladarían a Atenas y lo soltarían».
«Sin embargo, lo trasladaron a otro centro de detención más cerca de la frontera terrestre de Evros, lo golpearon y, finalmente, lo expulsaron con un grupo de 70 personas, en el que también había niños», ha lamentado la organización.
«Antes de subir al autobús, mostré mi tarjeta de asilo a la policía, pero me la quitaron, la hicieron trizas y me mandaron subir al autobús», ha relatado por su parte Nabil.
Respecto a los testimonios, Tidona ha resaltado que a todas las personas con las que la organización ha conversado las han expulsado de zonas donde Frontex dispone de personal, por lo que la investigadora ha determinado que «la agencia no puede argüir entonces que desconoce los abusos que Amnistía, y muchos otros, han documentado».
«Frontex tiene el deber de evitar violaciones de Derechos Humanos y, si no es capaz de conseguirlo, debería retirar o suspender sus operaciones en Grecia», ha declarado Adriana Tidona.
Además de la investigación de Amnistía, la ONG Human Rights Watch (HRW) publica este martes una investigación relacionada que indaga sobre la responsabilidad de que la agencia europea de control de fronteras, Frontex, en las violaciones de Derechos Humanos en las fronteras exteriores de la Unión Europea, entre ellas, las de Grecia.
«Frontex tiene la obligación de tomar medidas razonables para proteger a las personas de violaciones de Derechos Humanos y de suspender o retirar sus actividades si dichas violaciones ocurren», ha sentenciado Amnistía Internacional.