La ayuda humanitaria para más de tres millones de personas en el noreste de Siria pende de un hilo
Una resolución aprobada por primera vez en la ONU en 2014 autoriza el suministro de ayuda al noroeste de Siria a través de la frontera. Sin embargo, más de tres millones de personas, más de la mitad de ellas desplazadas internas, se arriesgan a quedarse sin esta asistencia vital si el Consejo de Seguridad no renueva sus compromisos antes del 10 de julio.
La resolución autorizó en un principio cuatro pasos fronterizos –dos con Turquía, uno con Jordania y otro con Irak–, pero en las prórrogas de 2019 y 2020 Rusia y China solo dieron el visto bueno al de Bab al Hawa, situado en la linde turca. Ahora, este último paso también corre el riesgo de quedar cerrado ante la falta de consenso internacional.
El coordinador de Asuntos Humanitarios de la ONU, Mark Lowcock, y los principales responsables del Programa Mundial de Alimentos, el Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF), la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de Población de la ONU (UNFPA) han recordado que hay millones de personas «en una zona de guerra» que «necesitan la ayuda humanitaria para sobrevivir».
Por este motivo, han emplazado al Consejo de Seguridad a autorizar de nuevo el paso de ayuda, advirtiendo de que no hacerlo supondría que 3,4 millones de personas, entre ellas un millón de niños, se quedarían con efecto «inmediato» sin poder recibir comida, suministros médicos, ayuda de agua y saneamiento, vacunas contra la COVID-19 y objetos con los que poder guarecerse.
Los líderes de las principales agencias de la ONU han explicado que mantienen abiertos sus contactos con todas las partes para que los convoyes puedan llegar al noroeste de Siria, el último gran bastión rebelde del país, pero han recalcado que en ningún caso equivaldría a lo que supone a día de hoy el acceso desde Turquía. «Simplemente, no hay alternativa», han subrayado.
En este sentido, han señalado que mantener una respuesta «a gran escala» otros doce meses sigue siendo «esencial para evitar una catástrofe humanitaria en el noroeste de Siria».
También Médicos Sin Fronteras (MSF) ha expresado una preocupación similar, incidiendo por boca de su responsable en Siria, Faisal Omar, que la resolución del Consejo de Seguridad «reviste más importancia que nunca». La ONG, que no participa directamente de estos compromisos, sí asume que sufrirá «de forma inmediata» las consecuencia de cualquier cierre y que no podrá llenar «semejante vacío».
El coordinador de MSF en terreno, Abdulrahman M., ha incidido en que, «si se cierra el paso de ayuda humanitaria, se pondrán muchas vidas en riesgo». «Si se corta el suministro de medicamentos, podríamos perder nuestra capacidad de tratar a los pacientes, porque nuestras actuales reservas solo alcanzan para cubrir tres meses», ha agregado.
MSF ha recordado que algunas de las persona que viven en esta zona han tenido que abandonar su lugar de residencia hasta en 15 ocasiones y ha pronosticado que sufrirán enfermedades y pandemia si se interrumpe el suministro de productos básicos como la harina o el agua potable.