Una forma de la vitamina B3 actúa como «quemagrasas» y protege contra el desarrollo de obesidad

Un grupo de investigadores del CIBER de Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas (CIBERDEM), del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau (IIB Sant Pau) de Barcelona ha puesto de manifiesto que una forma de la vitamina B3 actúa como «quemagrasas» y protege contra el desarrollo de obesidad.

Este trabajo, publicado recientemente en la revista Molecular Nutrition and Food Research y que ha contado con la colaboración de otros grupos del CIBERDEM y del CIBER de Obesidad y Nutrición (CIBEROBN) y del CIBER de Bioingeniería, Biomateriales y Nanomedicina (CIBER-BBN), ha demostrado que la nicotinamida (forma amida de la vitamina B3) protege contra la acumulación de exceso de grasa inducida por la dieta.

La nicotinamida es un precursor natural de la molécula adenina nicotinamida dinucleótido (NAD+), que se encuentra en los alimentos y se utiliza como suplemento dietético. «La molécula NAD+ es muy importante para el metabolismo energético de las células, protegiéndolas del estrés derivado de condiciones adversas como la obesidad. La suplementación de la dieta con nicotinamida podría por tanto representar una estrategia terapéutica efectiva», han explicado los investigadores.

El contenido intracelular de NAD+ disminuye en la grasa de personas con obesidad y otras enfermedades asociadas como la diabetes mellitus, y también con la edad. «La disminución del contenido de NAD+ tiene graves consecuencias en el metabolismo energético de estas células, que acaba manifestándose con una acumulación desmedida de grasa», han enfatizado los expertos, para informar de que, en este contexto, la intervención con nicotinamida aumentó los niveles de NAD+ en la grasa de ratones.

Según han detectado en este estudio, el mecanismo de acción de la nicotinamida se basa en un aumento del gasto energético en los ratones tratados, no en una disminución de la ingesta, por lo cual estos hallazgos podrían brindar nuevas oportunidades para soluciones nutricionales que funcionen para el mantenimiento de la salud a largo plazo.

INDUCE A LA FORMACIÓN DE TEJIDO ADIPOSO MARRÓN

La investigación parte de la idea de que la obesidad es una enfermedad de tejido adiposo y la nicotinamida actuaría preferentemente en este tejido como «quemagrasas» induciendo la formación de tejido adiposo marrón. Esto último se constató mediante un aumento de la abundancia de una proteína, la UCP1 (desacopladora de la cadena respiratoria), que disipa en forma de calor la energía metabólica obtenida a partir de la ingesta y que de otro modo se acumularía en forma de grasa.

«UCP1 es una proteína que se expresa predominantemente en el tejido adiposo marrón, cuya misión es regular la temperatura corporal a través de la generación de calor. La administración de nicotinamida no solo provocó una disminución de otro tejido adiposo, el blanco, también resultó en la presencia de grupos de células adiposas más pequeñas, cuyo aspecto se asemejaba al de la grasa marrón, lo que nos hizo sospechar que la expresión de esta proteína podría estar aumentada en tejido adiposo blanco de ratones tratados con la nicotinamida», han argumentado los expertos.

La obesidad es también una condición inflamatoria crónica y el efecto anti-obesidad de la nicotinamida se acompañó por un aumento en la producción de adiponectina y de interleucina 10, cuya acción podría ser responsable de la desinflamación que se observa en tejido adiposo de ratones tratados.

Del mismo modo, la intervención con nicotinamida también previno el desarrollo de hígado graso inducido por la dieta, otro de los efectos adversos asociados frecuentemente con la obesidad, por lo que este estudio también sugiere que la suplementación con nicotinamida podría, al menos en parte, compensar la disminuida capacidad natural de utilizar otras formas endógenas precursoras de NAD+ por parte de las células hepáticas durante largos períodos de estrés metabólico, como la alimentación con una dieta rica en grasas.

Esta forma vitamínica no causó efectos adversos y que en un futuro podría estudiarse en humanos. «La experiencia previa con terapias que aumentan NAD+ es aún hoy día limitada, por lo que es imprescindible la realización de ensayos clínicos que prueben si estos efectos beneficiosos también se producen en pacientes que ya han desarrollado obesidad», han zanjado los investigadores.

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