El tabaquismo pasivo y la contaminación, relacionados con la artritis reumatoide, según un estudio
Un estudio realizado en Francia ha vinculado el tabaquismo pasivo y la contaminación atmosférica con el desarrollo de la artritis reumatoide (AR) y la mala respuesta al tratamiento.
La AR es una enfermedad inflamatoria autoinmune que provoca dolor, hinchazón y rigidez en las articulaciones. También puede causar fatiga, y la inflamación subyacente puede afectar a otros sistemas corporales. Es más frecuente en las mujeres que en los hombres. Hasta la fecha, el tabaquismo activo ha sido el factor de riesgo más reproducible para un tipo de AR llamado anticuerpo de proteína anticitrulinada (ACPA) positivo, sobre todo en personas portadoras de los alelos del epítopo compartido HLA-DRB1.
Los investigadores se propusieron investigar la relación entre el tabaquismo pasivo y el riesgo de desarrollar AR en una gran cohorte prospectiva de mujeres francesas sanas. El E3N-EPIC ha recogido datos sobre mujeres francesas sanas desde 1990. Los casos de AR se han identificado con cuestionarios específicos y a través de la base de datos de reembolso de medicamentos.
Se consideró que las mujeres habían estado expuestas al tabaquismo pasivo en la infancia si autodeclaraban haber permanecido en una habitación con humo varias horas al día durante la infancia, y al tabaquismo pasivo en la edad adulta si autodeclaraban haber estado expuestas durante al menos 1 hora al día.
En el estudio se incluyeron 79.806 mujeres. Entre ellas, se identificaron 698 casos de AR. En toda la cohorte, 10.810 (13,5%) estuvieron expuestas al tabaquismo pasivo en la infancia, y 42.807 (53,6%) al tabaquismo pasivo en la edad adulta.6.581 (8,25%) estuvieron expuestas a ambos, y 47.036 (58,9%) estuvieron expuestas a cualquiera de ellos.
En toda la población, el tabaquismo pasivo en la infancia se asoció positivamente con el riesgo de AR. Cuando se analizó según el estado de tabaquismo de cada persona, el tabaquismo pasivo en la infancia se asoció con la AR entre las mujeres que nunca habían fumado, pero no entre las que habían fumado alguna vez.
Cuando los autores analizaron el tabaquismo pasivo en la edad adulta, también hubo una asociación de riesgo positiva en toda la población. Pero cuando se analizó de nuevo por estado de tabaquismo individual, la asociación con un mayor riesgo de AR sólo se dio entre las mujeres que nunca habían fumado, no entre las que habían sido fumadoras alguna vez.
Estos resultados sugieren que los subproductos del tabaquismo, inhalados activa o pasivamente, podrían generar autoinmunidad, al menos hacia los antígenos implicados en la patogénesis de la AR.
En un póster en el que se examinaba otro vínculo entre los pulmones y la artritis inflamatoria, los investigadores analizaron la asociación entre la concentración de contaminantes atmosféricos y las tasas de retención de fármacos biológicos en personas con artritis inflamatoria crónica (AI) que vivían en la zona de Verona (Italia).
Se trató de un estudio de casos cruzados para comparar la exposición a los contaminantes en los periodos de 30 días y 60 días anteriores a un cambio de fármaco o a un intercambio debido a la progresión de la enfermedad.
Se incluyeron 1.286 pacientes con CIA (888 con AR, 260 con artritis psoriásica y 138 con espondilitis anquilosante), y se recuperaron 13.636 registros diarios de contaminación atmosférica. Los autores hallaron una relación dependiente de la exposición a los contaminantes atmosféricos y los marcadores de inflamación en las personas con CIA. Las exposiciones superiores a 50 ug/m3 y superiores a 40 ug/m3 presentaban un riesgo 150 y 65 por ciento mayor de tener niveles de proteína C reactiva (PCR) superiores a 5 mg/L, respectivamente.
Si el umbral de contaminación se fijaba en 30 ug/m3 (por debajo del límite de protección de la salud de la Unión Europea) seguía existiendo un 38 por ciento más de riesgo de tener la PCR alterada.
Las concentraciones de contaminantes atmosféricos eran más elevadas antes de un cambio o permuta debido a la ineficacia del fármaco. Los autores concluyeron que la contaminación atmosférica ambiental era un factor determinante de la mala respuesta al tratamiento biológico. Las intervenciones para disminuir las emisiones de combustión de combustibles fósiles podrían tener efectos beneficiosos sobre la tasa de persistencia de los tratamientos biológicos en personas con artritis inflamatoria.