El implante de marcapasos en España cayó un 35,2% en la primera ola de la pandemia, según la SEC

La Sección de Estimulación Cardiaca de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) ha apuntado que los datos de un registro que se realizó del 15 de marzo al 15 de mayo de 2020, en plena primera ola de la pandemia de COVID-19, demuestran una reducción significativa en el implante de marcapasos durante esos meses, respecto al mismo periodo del año anterior. En concreto, se registró una caída del 35,2 por ciento.

Los marcapasos son los dispositivos cardiacos que se implantan con mayor frecuencia en España, aproximadamente 40.000 al año. Y se utilizan para el tratamiento de las bradiarritmias, que son patologías frecuentes entre la población anciana.

Las causas de esa reducción son varias. La primera es el denominado «riesgo competitivo» entre las dos patologías. «La población en la que la COVID-19 tuvo un mayor impacto es también la población que con mayor frecuencia padece patologías cardiacas que precisan implante de marcapasos. Es posible que la mayor mortalidad por COVID-19 en este grupo redujera de forma significativa el número de potenciales candidatos a marcapasos durante la primera ola de la pandemia», explica el doctor Ricardo Salgado Aranda.

Otras de las razones pueden ser el miedo al contagio y las limitaciones a la movilidad, que pudieron influir negativamente en la búsqueda de asistencia sanitaria por parte de los pacientes que necesitaban un implante de marcapasos.

Respecto a los que ya tenían implantado un dispositivo de estimulación cardiaca, la monitorización remota o domiciliaria ha permitido, durante la pandemia, controlar a los los pacientes de forma satisfactoria. Existen varios estudios que confirman su utilidad en pacientes con dispositivos cardiacos.

Un ejemplo es el trabajo RM-ALONE , en el que se aleatorizó 445 pacientes a dos grupos: el primero solo con monitorización remota y el segundo con monitorización remota y visitas presenciales. «No hubo diferencias en los dos grupos en cuanto al número de eventos adversos, pero el sistema de monitorización remota exclusiva resultó ser más eficiente con una reducción significativa del tiempo del personal sanitario empleado por paciente y seguimiento», indica el doctor Salgado Aranda.

El cardiólogo añade que «el uso de la telemedicina presenta importantes ventajas que ya eran evidentes antes de la pandemia y, probablemente, lo vivido en los últimos meses sea el impulso definitivo para trabajar en esta línea».

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