Se prevé una caída de entre el 5 y el 10% de nacimientos en España por la pandemia, según expertos
La llegada de la pandemia de Covid-19 ha afectado a la natalidad, ya que se prevé que esta caiga entre 5 y 10 puntos durante este año, según se ha puesto de manifiesto durante el encuentro Innovación en Fertilidad , organizado por la compañía Merck, con la participación de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF), la Asociación para el Estudio de la Biología de la Reproducción (ASEBIR) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), coincidiendo con la celebración del Día Mundial de la Fertilidad, que se celebra este viernes.
Esta reducción ha sido debida, fundamentalmente, a la decisión de las familias de posponer la búsqueda de un hijo hasta el final de la pandemia y a la imposibilidad de acudir a las unidades de reproducción asistida durante los meses de confinamiento, lo que hizo caer los nacimientos hasta en un 20 por ciento durante diciembre de 2020 y enero de este año.
Según la Organización Mundial de la Salud, la infertilidad es una enfermedad del sistema reproductivo masculino o femenino definida por la imposibilidad de lograr un embarazo después de 12 meses o más de relaciones regulares sin protección. Según los últimos datos del Ministerio de Sanidad, el 9 por ciento de los bebés españoles son fruto de la reproducción asistida, lo que posiciona a España como uno de los países a la cabeza en este tipo de tratamientos. «Podemos presumir de ser uno de los países líderes en reproducción asistida en el mundo. Esto es posible debido a una legislación más permisiva que en otros países y a una excelente calidad técnica y asistencial en nuestros centros de reproducción», comenta el presidente de ASEBIR, el doctor Antonio Urríes.
COVID-19 Y NATALIDAD
Desde que se decretó el estado de alarma hasta su reapertura a finales de abril de 2020, se dejaron de realizar aproximadamente 14.000 ciclos de reproducción asistida y, como consecuencia, al cabo de 9 meses nacieron unos 4.000 niños menos en España, según estimaciones de SEF y ASEBIR.
Hasta la llegada de la pandemia, 1 de cada 10 nacimientos se producía gracias a técnicas de reproducción asistida. Sin embargo, la crisis sanitaria provocada por el virus implicó una importante reducción en el número de ciclos realizados, con el consiguiente impacto sobre la natalidad. Por ello, el director del Instituto de Economía, Geografía y Demografía del CSIC, Diego Ramiro, señala que «el primer efecto es la reducción de la fertilidad debido a un aumento de la edad de las parejas mayores; segundo, la crisis económica generada por la Covid-19 provocará una caída de la fecundidad similar a la que ya vivimos en la crisis de 2008; y tercero, crecerá el número de parejas sin descendencia, por lo que cuando estas personas lleguen a la vejez no tendrán la misma red familiar alrededor para cuidarles en caso de que lo necesiten, y habrá una mayor demanda de recursos de asistencia sociosanitaria en el futuro».
VIRUS Y CALIDAD DE LOS GAMETOS
La baja natalidad actual podría seguir descendiendo si no se proporciona información de calidad a quienes están pensando tener un hijo mediante técnicas de fertilidad, reduciendo su temor a hacerlo durante la pandemia. «A día de hoy, no hay ninguna evidencia científica que haga referencia a la afectación de los gametos (óvulos y espermatozoides) por el virus. De hecho, según los últimos trabajos publicados, el riesgo de encontrar partículas virales en el eyaculado o en el testículo se puede considerar muy bajo o nulo. Tampoco se ha encontrado ARN viral en los ovocitos de pacientes infectadas por SARS-CoV-2», afirma el doctor Urríes.
En cuanto a la compatibilidad entre el tratamiento de fertilidad y la vacunación, este especialista asegura que «no hay razones para posponer o cancelar la realización de una técnica de reproducción asistida por la vacuna», por lo recomienda que «las pacientes se vacunen cuando les corresponda según su calendario vacunal, sin que ello deba interferir en sus tratamientos».
PACIENTE DE MÁS EDAD Y MEJOR INFORMADA
El perfil de la paciente que actualmente acude a las clínicas de reproducción asistida son mujeres de más edad que hace 10 años. Antes, la media se situaba en los 35 y ahora se acerca a los 39 años. Según el presidente de la SEF, Luis Martínez Navarro, esto dificulta los embarazos. «También hay un incremento de pacientes sin pareja masculina que, además, suelen tener una edad alta», señala. «Al buscar el primer niño a una edad avanzada, a veces hay problemas para conseguir el segundo hijo, ya que puede coincidir con el final de la etapa reproductiva, cuando la fertilidad se agota», añade.
Además, ha aumentado el acceso a información sobre los procesos de reproducción asistida para aquellas personas que necesitan recurrir a ellos. «La paciente actual está más informada, pero a veces también mal informada, y por eso es importante confiar siempre en el especialista. Además, dan mucha importancia a la seguridad del tratamiento y, como debe ser, son muy exigentes con la calidad del mismo.», afirma Martínez.
REDUCIR LAS INTERFERENCIAS EN LA VIDA DE LA PACIENTE, PRÓXIMO RETO
«Los laboratorios de reproducción asistida humana posiblemente representan el área de la biomedicina que más avances técnicos y científicos incorpora año tras año», asegura el doctor Urríes, «avances que se han traducido en mayor información, mejor toma de decisiones y mayor seguridad en los procedimientos», explica.
Con unas posibilidades tecnológicas cada día más abundantes y mejores, «el trabajo debe centrarse ahora en conseguir que el proceso se ajuste lo máximo posible a las demandas y necesidades actuales, lo que pasa por introducir soluciones digitales que permitan un mayor control de las pacientes en remoto y una mayor flexibilidad para hacer que este proceso interfiera lo mínimo en su vida diaria», señala el director de la Unidad de Fertilidad de Merck, Julio Varela. De hecho, la encuesta Merck Primeros pasos hacia la maternidad arroja luz sobre ello, al revelar que a 7 de cada 10 pacientes le habría gustado tener más contacto con su médico durante el proceso.
El proceso de reproducción asistida tiene una gran implicación emocional para la paciente o la pareja. Durante los tratamientos, se sufren altibajos y episodios de estrés, un desgaste emocional que puede verse incrementado si estos interfieren en la rutina diaria y laboral de la paciente. El componente psicológico es precisamente el principal aspecto a mejorar durante el tratamiento de reproducción asistida para el 41 por ciento de las mujeres que se someten a estos procesos, tal como quedó reflejado en la Encuesta Merck «Primeros pasos hacia la maternidad», referida anteriormente.
En este punto, diferentes expertos coinciden en señalar que, en reproducción asistida, el objetivo es avanzar de forma que se incremente la tasa de resultados positivos (niño en casa), al tiempo que se mejora la experiencia de la paciente y se reduce el estrés emocional que el proceso pueda causar. «Creo que las soluciones tecnológicas marcan este camino y hacia él nos estamos dirigiendo», concluye Varela.