La llegada masiva de migrantes a Ceuta se produce tras avisar Marruecos de consecuencias por acoger a Brahim Ghali
Rabat se queja de que el Gobierno no le informó de antemano, algo que no cabe en una relación de buena vecindad
La llegada masiva de más de 2.700 migrantes a Ceuta tras cruzar sin problemas por los espigones que hacen de frontera en el mar con Marruecos se produce apenas una semana después de que el Gobierno marroquí avisara de que la acogida en España por motivos humanitarios del líder del Polisario, Brahim Ghali, podría tener «consecuencias».
Por el momento las autoridades marroquíes no han comentado las cifras inéditas de migrantes que han cruzado sin ningún problema hacia la ciudad autónoma, mientras que la ministra de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación, Arancha González Laya, esta mañana se limitó a comentar que no le constaba que el Gobiermo marroquí hubiera optado por levantar la mano con los migrantes como medida de presión.
Sin embargo, sus palabras se han producido cuando eran apenas un centenar los llegados mientras que el último balance ofrecido por la Delegación del Gobierno en Ceuta habla ya de más de 2.700 marroquíes que han cruzado de manera irregular, de los que nos 700 dicen ser menores.
El paso se ha producido bordeando los espigones marítimos fronterizos del Tarajal y Benzú ante la pasividad de las fuerzas de seguridad marroquíes que, según fuentes policiales, no están haciendo «nada» para contener la salida de compatriotas hacia Ceuta.
Marruecos avisó a España de que extraería «consecuencias» de la acogida de Brahim Ghali, ingresado en un hospital de Logrono desde el pasado 20 de abril para recibir tratamiento contra la COVID-19.
ACTO PREMEDITADO DE ESPAÑA
En un duro comunicado publicado el pasado 8 de mayo, el Ministerio de Exteriores afeó particularmente la decisión del Gobierno de no informar de antemano a Rabat, lo cual «no es una simple omisión», sino «un acto premeditado, una elección voluntaria y una decisión soberana de España, de la que Marruecos toma nota» y de la que «extraerá todas sus consecuencias».
Igualmente, puso en tela de juicio los motivos humanitarios que sustentarían la presencia de Ghali en suelo español, subrayando en particular que el también presidente de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) tiene causas pendientes con la justicia española y no ha sido detenido por ahora y que su ingreso se hiciera presuntamente con identidad falsa.
Marruecos dejó claro que «la preservación de la asociación bilateral es una responsabilidad compartida, que se nutre del compromiso permanente de salvaguardar la confianza mutua, una cooperación fructífera y la salvaguarda de los intereses estratégicos de dos países».
EVITAR UNA ESCALADA VERBAL
Entretanto, desde el departamento que dirige González Laya se ha intentado desde el principio evitar una escalada verbal ya después de que el Ministerio de Exteriores marroquí convocara al embajador español en Rabat, Ricardo Díez-Horchleitner, el pasado 22 de abril para pedir explicaciones.
Días más tarde, González Laya sostuvo que se habían dado «las explicaciones oportunas» a Rabat después de que su homólogo marroquí, Naser Bourita, planteara en una entrevista al Gobierno español si estaba dispuesto a sacrificar su relación con Rabat por este asunto.
En todo caso, y para tratar de tranquilizar a Marruecos, la ministra aseguró entonces que si la justicia española, que es «independiente», entiende que Ghali debe comparecer por las causas en su contra, entonces «comparecerá» puesto que el Gobierno es «exquisitamente respetuoso con la actuación de la justicia».
También después de que Rabat amenazara con «consecuencias» la ministra prefirió contemporizar. «No voy a añadir nada a lo dicho en días anteriores», señaló el 11 de mayo.
«España está siempre en contacto con las autoridades marroquíes, desde la discreción, y no lo hará de manera pública a través de los medios de comunicación», acotó, sin entrar a valorar si temía que Rabat opte por llamar a consultas a su embajadora, como ha hecho hace unos días con Alemania.
En el caso alemán, la decisión de Marruecos de retirar a su embajadora en Berlín es en protesta por la postura de este país respecto al Sáhara Occidental, lo cual generó estupor en el Gobierno alemán, que insiste en que no ha cambiado de posición respecto a esta cuestión. «Estamos muy sorprendidos», reconocieron desde el Ministerio de Exteriores germano.
LA CUMBRE BILATERAL, AÚN PENDIENTE
El nuevo pulso diplomático entre los dos países se produce cuando aún está pendiente cerrar con Marruecos la fecha para la Reunión de Alto Nivel. La cita estaba prevista para el pasado diciembre pero fue aplazada por la pandemia. Inicialmente se apuntó a su posible celebración en febrero o marzo, pero a día de hoy sigue sin haber fecha prevista.
Desde el Ejecutivo se ha insistido repetidamente en que la relación y los contactos son fluidos, con conversaciones en las últimas semanas de ministros con sus pares marroquíes, y que la cumbre se celebrará cuando las circunstancias sanitarias lo permitan.
Por otra parte, un reciente informe advierte de que la decisión del expresidente estadounidense Donald Trump de reconocer la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental ha sido la guinda en un proceso en el que el reino estaba inmerso para afianzar su posición como potencia regional y en el continente y que pasa por un rearme frente a su archienemigo, Argelia.
La consecuencia de todo ello es una mayor amenaza para España al otro lado del Estrecho de Gibraltar, según sostienen Guillem Colom, Guillermo Pulido y Mario Guillamó en su informe Marruecos, el Estrecho de Gibraltar y la amenaza militar sobre España publicado por el Instituto de Seguridad y Cultura (ISC), advirtiendo de que en juego podría estar la integridad territorial de nuestro país.