El Gobierno de Cantabria emite informe desfavorable al proyecto eólico de Ribota
Quebraduras y Amaranta podrían correr la misma suerte que los dos ya valorados: «blanco y en botella lo dan las vacas», dice el consejero
El Gobierno de Cantabria ha emitido informe desfavorable al Estudio de Impacto Ambiental del parque eólico de Ribota, como ya hizo con el de Garma Blanca, por sus «afecciones inadmisibles y no mitigables».
Así lo ha anunciado este martes el consejero de Desarrollo Rural, Ganadería, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, Guillermo Blanco (PRC), quien, en declaraciones a la prensa, ha indicado que el informe ha sido remitido al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, al que ha pedido que dicte una Declaración de Impacto Ambiental en el mismo sentido dado que al superar el parque los 50 MW el órgano ambiental es el Ministerio, no la Consejería de Medio Ambiente.
Además, cuestionado acerca de los otros dos proyectos eólicos promovidos en la misma zona también por la empresa Green Capital Power y que están sin evaluar, como son el de Quebraduras y Amaranta (que son de competencia regional a diferencia de Ribota y Garma Blanca) podrían correr la misma suerte.
«Blanco y en botella lo dan las vacas», ha afirmado el consejero al ser cuestionado acerca del futuro que podrían correr los proyectos de Quebraduras y Amaranta.
CUESTIONES DESFAVORABLES
El consejero ha recordado que los cuatro proyectos eólicos promovidos están en la misma zona y comparten espacio e infraestructuras.
De hecho, entre los contenidos valorados de forma desfavorable en el informe de Ribota figura el hecho de que carece de contenidos necesarios para una correcta evaluación de los impactos y del análisis adecuado de los efectos sinérgicos y acumulativos con otros parques eólicos con los que comparte infraestructuras, identificando «de manera indudable» impactos aún mayores en caso de haberse llevado a cabo.
Señala que el documento no es adecuado, ya que debiera ser único para los parques eólicos Ribota, Garma Blanca, Amaranta y Quebraduras, y que la evaluación del impacto ambiental debería haberse realizado de manera conjunta, como ya concluyó el Gobierno regional respecto al parque eólico Garma Blanca.
Concretamente, el parque eólico de Ribota abarca los términos municipales de Arredondo, Entrambasaguas, Miera, Riotuerto, Ruesga, San Roque de Riomiera, Saro, Selaya, Solórzano y Villacarriedo.
En el informe desfavorable realizado por el Servicio de Evaluación dependiente de la Dirección General de Biodiversidad, Cambio Climático y Medio Ambiente del Gobierno regional se valoran once cuestiones del proyecto y del estudio ambiental propuesto por los promotores por las afecciones «irreversibles» e «incompatibles» con los valores de la zona, que, a su juicio, tienen y que en algunos casos ni siquiera han sido analizados por el promotor.
Además, el proyecto Ribota no realiza, a juicio de la Dirección General de Biodiversidad un estudio real las alternativas del parque eólico y carece, o no se ajusta, a los contenidos del Documento de Alcance que en su día emitió el Ministerio para que el promotor realizase el Estudio de Impacto Ambiental.
Según se señala las carencias afectan a cuestiones clave como la planificación sectorial, las características del proyecto, su relación con otros proyectos susceptibles de causas efectos acumulados o sinérgicos en este parque, los espacios naturales protegidos, áreas de aplicación de planes para especies de aves o quirópteros amenazados, enclaves de concentración de aves y murciélagos, paisajes protegidos y rechazo de la población local y sus instituciones.
Además, indica que la alternativa de línea eléctrica de evacuación propuesta, de más de 20 kilómetros de longitud, resulta «inadmisible» desde el punto de vista ambiental, paisajístico, cultural y social debido a las afecciones críticas que produce.
También se señala que los posibles riesgos asociados a la construcción de varias de las infraestructuras sobre materiales kársticos de condiciones constructivas desfavorables no son valorados correctamente por el proyecto, además de que la línea pasaría a muy corta distancia de varios núcleos rurales.
Tampoco valora, según la Dirección General, el Estudio las afecciones a la red hidrográfica subterránea ni a la red de cavidades de alto valor y el movimiento de tierras que plantea tiene un impacto crítico por la modificación de sistemas de laderas y evacuación de aguas, tanto superficiales como subterráneas, afectando a las zonas protegidas para abastecimiento subterráneo de agua para el consumo humano.
La Consejería señala en su informe que el proyecto generaría un impacto «muy importante» en la comunidad de rapaces de la zona oriental de Cantabria, afectando a especies catalogadas como amenazas, tanto en Cantabria como en el conjunto de España, como el milano real o el alimoche.
Tampoco realiza, a su juicio, una evaluación adecuada del impacto del proyecto sobre las comunidades de quirópteros en la zona de implantación y su área de influencia, uno de los territorios de Cantabria con mayor valor para esas especies.
También son afectados por el proyecto una serie de elementos de interés patrimonial como la zona arqueológica del Puyo, declarada Bien de Interés Cultural por el Gobierno de Cantabria.
Además, la ubicación del proyecto facilita que las infraestructuras del parque sean visibles desde puntos costeros en los que se concentra la mayor parte de la población de Cantabria, afectando a 30 paisajes relevantes, situándose en los Valles Pasiegos, «uno de los territorios más singulares y característicos de Cantabria», y afectando a 17 cabañales con un total de 101 cabañas.
El proyecto tampoco evalúa las estrategias o iniciativas de desarrollo rural sostenible y participativo que se desarrollan en la zona, a través de los Grupos de Acción Local de Valles Pasiegos y del Asón-Agüera-Trasmiera.
Finalmente, no valora el impacto del parque eólico sobre el papel como corredor ambiental de la zona prevista para su implantación y su importancia para la conectividad ecológica entre dos áreas de alto valor ecológico, paisajístico y etnográfico: las cuencas altas del Miera y del Pas-Pisueña y entre las montañas de la divisoria cantábrica y la rasa costera.
El consejero ha asegurado a la ciudadanía que el regional es una Administración «garantista que va a cuidar que en Cantabria nunca se va a construir un parque eólico que no cumpla los requisitos».