Polanco bautizará al futuro auditorio de Prado Infante con el nombre del cocinero Nacho Basurto
POLANCO, 29
El Ayuntamiento de Polanco impondrá el nombre del chef local Nacho Basurto al futuro auditorio que se construirá dentro del proyecto de gran parque público y área recreativa de Prado Infante como homenaje a este vecino considerado «un referente en la cocina a nivel nacional» que falleció el pasado diciembre a los 53 años.
Así lo ha anunciado la alcaldesa de Polanco, Rosa Díaz (PRC), quien, en un comunicado, ha recordado que, tras el fallecimiento del cocinero, ha mantenido conversaciones con su esposa, hijos y hermanas de Nacho Basurto en las cuales se les manifestó el interés municipal por organizar un homenaje a este vecino considerado «un referente en la cocina a nivel nacional», así como una persona muy querida por todos los habitantes de Polanco.
Así, y tras barajar diferentes opciones, su familia se decantó por la idea de que el futuro auditorio de Prado Infante llevase el nombre de Nacho Basurto.
Esta propuesta ya ha sido trasladada por la alcaldesa a los distintos portavoces de los grupos políticos municipales y, a partir de ahora, se quieren dar los pasos necesarios para que la inauguración del futuro auditorio coincida con el homenaje a Nacho Basurto, y que al mismo se puedan sumar los vecinos.
Díaz ha explicado que se pretende organizar un homenaje que perdure en el tiempo y que recuerde la figura de este «vecino entrañable que, además, sobresalió como uno de los más reconocidos cocineros cántabros y gran referente de la gastronomía».
Ha recordado que Polanco ya rindió un pequeño homenaje al chef Nacho Basurto cuando en 2018 le convirtió en pregonero de las fiestas patronales de San Pedro AdVíncula, para reconocer sus más de 30 años de trabajo que le situaron en la vanguardia de la gastronomía regional y nacional.
SOBRE NACHO BASURTO
Nacido en la localidad de Requejada, en Polanco, y con 16 años comenzó como pinche en el restaurante El Molino, de Puente Arce, por entonces propiedad de Víctor Merino y con una estrella Michelin, ya que desde niño vivió la hostelería en el restaurante El Regato de las Anguilas regentado por sus padres.
Durante los siguientes años fue jefe de cocina en el restaurante La Sardina, en Santander; de nuevo pasó por El Molino y más tarde por La Cúpula del Rhin, hasta que en 2006 creó la franquicia La Puchera y al año siguiente (2007), asumió la dirección del restaurante Solar de Puebla, en Santa Cruz de Bezana, con una estrella Michelin. A la par, regentó el restaurante La Hoya, en Liaño de Villaescusa, paso previo a su último, personal y más innovador proyecto, el gastrobar Asubio.
En su larga carrera destacan premios como el mejor cocinero joven nacional (1986), el premio al mejor restaurante nacional otorgado por la revista La Buena Mesa (1991), el campeonato nacional de jefes de cocina Tattinger (1997), el premio a la aplicación y desarrollo de nuevas tecnologías en la cocina al vacío (2003) o el Premio de Gastronomía de Cantabria (2004).