Siria necesita un proceso político renovado, una calma duradera y una nueva Constitución, demanda la ONU

Siria necesita un «proceso político renovado, una calma duradera y una nueva Constitución» para «garantizar el derecho y las libertades» de todos los ciudadanos del país, ha demandando este miércoles Naciones Unidas.

El enviado especial de la ONU, Geir Pedersen, se ha dirigido este miércoles al Consejo de Seguridad para resaltar que «además de los desafíos que todos los sirios han enfrentado durante un conflicto de 10 años, las mujeres han experimentado violencia sexual y de género, matrimonio precoz y forzado y trata».

En un contexto de violencia, terrorismo, desplazamiento, inestabilidad, indigencia y COVID-19, las mujeres «han tenido que convertirse en líderes de sus hogares», mientras siguen muriendo y resultado heridos más hombres.

Pedersen ha remarcado que los sirios «quieren ver una paz sostenible lograda con la participación significativa de las mujeres sirias, con la seguridad, las necesidades básicas, la dignidad, los derechos y la igualdad de las mujeres en su núcleo».

El enviado especial ha actualizado a los miembros del Congreso sobre la escalada de violencia y enfrentamientos en el noroeste del país, mientras que ha hecho referencia a un suroeste «pernnemente inestable», un aumento de ataques terroristas de Estado Islámico en el noreste y centro de Siria y «un aumento constante de las hostilidades» en varias ciudades.

En este contexto, ha destacado que es necesaria «una búsqueda proactiva» de una solución al conflicto ante el peligro de «volverse inmune a este tipo de desarrollo (de escalada de violencia) y los peligros a los que podrían conducir».

Además de la violencia, los sirios deben enfrentar que «los precios de los alimentos se mantienen en máximos históricos» y una inflación constante, lo que ha provocado que «2,4 millones padecen ahora inseguridad alimentaria, un aumento de 4,5 millones solo en el último año», a lo que se agrega la preocupación de la escasez de combustible también sigue siendo «una preocupación clave».

Pedersen ha agregado que es necesario un «progreso real» en la liberación de prisioneras, así como ha reiterado su llamado a «emprender acciones significativas sobre las personas desaparecidas, a una escala acorde con el alcance de este trágico tema».

Frente al Consejo de Seguridad, el enviado especial ha abogado por una «diplomacia internacional más constructiva y completa» con respecto a Siria para «desbloquear» el progreso, algo en lo que no se debería «perder más tiempo».

También ha participado en la intervención ante el Consejo el coordinador de ayuda de emergencia y jefe humanitario de la ONU, Mark Lowcock, que ha alertado del incremento de casos y muertes como consecuencia de la COVID-19 en el país, y el trabajo que está llevando a cabo la ONU en el país en este sentido «obviamente no es suficiente».

Lowcock ha hecho referencia a la reciente muerte de cuatro trabajadores humanitarios, para destacar que «los trabajadores humanitarios deben ser protegidos» y denunciar, por otra parte, las «escandalosas» condiciones en el campo de refugiados de Al Hol, que se ha convertido en «un fracaso colectivo para proteger a las mujeres y los niños».

Por último, el coordinador de la ONU ha resaltado la importancia de la autorización para la ayuda fronteriza, ya que «cada mes a operación transfronteriza llega a unos 2,4 millones de personas que dependen de ella para obtener alimentos, medicinas, refugio y otros suministros vitales», lo que la convierte en un «salvavidas».

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