Los genetistas de IMO Grupo Miranza corroboran la existencia de un síndrome con afectación visual severa
El equipo de genetistas de IMO Grupo Miranza, liderado por la doctora Esther Pomares, acaba de dar con un hallazgo que corrobora la existencia del síndrome Shilca , un conjunto de trastornos patológicos, propuesto hace pocos meses por investigadores suizos e italianos y del que solo se habían descrito 2 familias, y que, además, puede provocar afectación visual severa.
«Hemos identificado una tercera familia, la primera en España, con manifestaciones clínicas fuertemente correlacionadas con este síndrome, que provoca anomalías esqueléticas, cerebrales e implicaciones en el desarrollo, así como amaurosis congénita de Leber, un tipo de distrofia de la retina que, a pesar de ser una enfermedad minoritaria, causa el 20 por ciento de las cegueras en edad escolar», explica la coordinadora del área de I+D+i de Miranza, la doctora Esther Pomares.
Así, recuerda que identificar qué puntos clave del ADN pueden desencadenar ciertas enfermedades oculares es el objetivo de los análisis realizados en el laboratorio del grupo. «No se trata solo de localizar el gen alterado, sino también de determinar la naturaleza e impacto de sus mutaciones, para, así, ser más precisos en el pronóstico y la indicación del tratamiento de cada paciente, preparándolo para futuras terapias génicas», explica la doctora.
Además, según destaca Pomares, aplicar innovadoras metodologías de secuenciación de todo el genoma (que analizan el ADN al completo y no solo el 1-2 por ciento de su totalidad, como ocurre en el diagnóstico genético rutinario) ha hecho posible que aumente el conocimiento de las bases moleculares de este nuevo síndrome.
«Hemos demostrado que no solo aparece si se hereda una misma mutación concreta de padre y madre (consistente en una duplicación de un fragmento del ADN), como en las 2 primeras familias descritas, sino que esta duplicación también puede estar acompañada por otras variantes patogénicas», ha explicado.
En opinión de la genetista, «conocer este nuevo diagnóstico supone un importante cambio para la familia, con la ventaja de que, en este caso, además, lo hemos podido realizar muy precozmente para estar atentos a la evolución de la paciente, con apenas dos años de edad y que probablemente en el futuro podrá optar a terapias génicas personalizadas».
Este hallazgo, publicado recientemente en la revista International Journal of Molecular Science , no es el único avance que el Departamento de Genética de IMO Grupo Miranza ha compartido con la comunidad científica en los últimos meses, pues también describieron el primer caso de distrofias corneales combinadas.
PRIMER CASO DE DISTROFIAS CORNEALES COMBINADAS
Otro trabajo difundido en la revista Cornea también pone de relieve la información determinante que puede aportar la genética, en este caso, en el campo de la córnea, reportando el primer caso conocido a escala mundial de un paciente en el que coexisten dos distrofias en esta estructura ocular: la distrofia de Meesmann y la distrofia Lattice, enfermedades raras que erosionan la superficie ocular y ocasionan pérdida de visión.
«A pesar de esta anomalía clínica, estudiando los genes asociados a ambas patologías, hemos podido identificar una nueva mutación, que nos ha permitido explicar la causa molecular de Meesmann y describir el primer caso dónde coexisten estas 2 distrofias corneales bien diferenciadas», señala Pomares.
La doctora incide en la necesidad de seguir investigando las bases genéticas de las enfermedades oculares hereditarias, con el fin de ampliar el diagnóstico genético y hacerlo cada vez más eficaz. Es un reto para el que su equipo está desarrollando varios proyectos, promovidos por Fundación IMO, desde el Área de I+D+i de Miranza, y teniendo en cuenta que muchas de estas patologías todavía no tienen cura.
Por último, Pomares recuerda que determinar el gen y mutación responsable en cada caso es el primer paso para poder diseñar y aplicar terapias génicas que en algunos casos podrían corregir de forma específica la alteración en el ADN, evitando con ello la pérdida de visión.