14F.- Illa hace resurgir al PSC y gana las elecciones pero un pacto independentista puede dejarle en la oposición
MADRID, 10
El PSC, con el exministro de Sanidad Salvador Illa a la cabeza, ha logrado rentabilizar el llamado efecto Illa y convertirse en la fuerza más votada en las elecciones catalanas de este domingo. No obstante, con el 99,6% del voto escrutado, los socialistas catalanes se han quedado empatados a escaños con ERC, con 33 asientos en un Parlament en el que las fuerzas independentistas vuelven a sumar mayoría absoluta.
El PSC ha cosechado en las elecciones de este domingo 14 de febrero el 23% de los apoyos, con más de 643.000 votos y 33 diputados, casi el doble que los que sacaron los socialistas en los comicios de 2017, cuando se desplomaron a la cuarta posición.
De este modo, con este primer puesto se han cumplido las previsiones de la mayoría de las encuestas y también las expectativas que se habían marcado los socialistas, aunque el resultado no le da para gobernar.
EMPATE EN ESCAÑOS CON ERC
El PSOE contaban con la posibilidad, que no se ha llegado a materializar, de que volviera a repetirse la situación que ya vivieron en 1999 y 2003, cuando fueron primeros en votos pero segundos en escaños, por los efectos del sistema electoral, que proporcionalmente reparte más asientos en Girona, Lleida y Tarragona.
Finalmente se ha producido un empate técnico en escaños, como señalaban varios estudios demoscópicos, con PSC y ERC con 33 parlamentarios y Junts, con 32. La suma de los 33 del PSC con los 8 escaños de En Comú Podem es insuficiente para replicar en Cataluña un Gobierno de coalición sin necesidad de otros apoyos. PSC, los comunes y ERC sí superarían la mayoría absoluta de 68 escaños, pero los republicanos dejaron por escrito su rechazo a pactar con Illa.
La decisión del PSC de cambiar de cabeza de cartel a un mes y medio de las elecciones, tras la decisión del líder de la formación y ahora ministro, Miquel Iceta, de dar un paso atrás en favor de Illa, supuso un revulsivo en la campaña electoral. Y aunque ha tenido su reflejo en las urnas, el independentismo ha resistido, conservando la mayoría.
EL EFECTO ILLA PONE FIN A LA DEBACLE DEL PSC
Eso sí, los socialistas catalanes han logrando un gran resultado, al doblar sus apoyos respecto a las elecciones de 2017, cuando obtuvieron su segundo peor resultado histórico con 17 escaños, la cuarta posición y el 13,8% de los votos; una debacle que comenzó en 2012 coincidiendo con el auge del independentismo, y que les hizo tocar fondo en 2015, con 16 escaños y el 12,7% de los apoyos.
El PSC aspiraba a dar un vuelco al panorama político catalán al situar al exministro de Sanidad como candidato a la Generalitat. Fue el propio líder de los socialistas catalanes y ahora ministro de Política Territorial quien decidió en noviembre dar un paso atrás y ceder su puesto a Illa, al constatar en sus encuestas internas las buenas expectativas que éste generaba.
Tras salir del Gobierno in extremis y desembarcar en la campaña a cuatro días de que arrancara, el PSC ha centrado la contienda en el perfil «presidenciable» de Illa, usando el «todos contra Illa» a su favor, al situarle como el candidato a batir por todos y centrando el protagonismo.
Sin embargo, a pesar de que el PSC ha logrado un gran resultado, pasando de esa cuarta posición de 2017 a ser primera fuerza en votos, el bloque independentista de ERC, Junts y la CUP ha vuelto a lograr mayoría. Además, los republicanos le han empatado en escaños a pesar de sacar menos votos.
El PSC ya fue primera fuerza en votos en 1999 y 2003. Fue en las elecciones del 99 cuando registraron su mejor resultado histórico con 1.183.299 votos, y la primera posición, por delante de Convergència i Unió, gracias sobre todo al gran apoyo que obtuvieron en la provincia de Barcelona.
Sin embargo, se quedaron por debajo de los convergentes en Girona, Lleida y Tarragona, y como consecuencia, con cuatro escaños menos –52 frente a 56–, ya que el sistema electoral otorga a estas provincias más peso en el Parlamento que a Barcelona, si se tiene en cuenta lo que les correspondería proporcionalmente a su población.
Así, a pesar de su buen resultado en las urnas, el PSC, con Pasqual Maragall a la cabeza, no logró formar Gobierno, y el candidato de CiU, Jordi Pujol, se mantuvo en la presidencia de la Generalitat cuatro años más –que sería su última legislatura–, gracias entonces al apoyo del PP en la investidura.
En las elecciones de 2003 volvieron a ser primeros en votos y de nuevo segundos en escaños, por detrás de CiU, pero en esta ocasión Maragall sí logró hacerse con el Gobierno catalán, formando el primer tripartito, con ERC e ICV-EUiA; una fórmula que repetirían cuatro años después, aunque ya con José Montilla.