Investigadores españoles hallan una nueva diana para estudiar el glioblastoma, uno de los tumores más agresivos

Investigadores del Servicio de Neuroinflamación de la Unidad de Investigación en Enfermedades Crónicas del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) han realizado una investigación que abre nuevas puertas al estudio del glioblastoma, uno de los tumores más agresivos y de peor pronóstico.

Su trabajo, publicado en Scientific Reports y realizado sobre modelos de glioblastoma in vitro e in vivo , tiene como protagonista a la familia de factores de transcripción NFAT, y más concretamente a la proteína NFATc3, que se asocia con el control de la ruta de señalización de calcio y, según demuestra este trabajo, con el control del crecimiento tumoral.

El glioblastoma es la forma más agresiva de las que puede presentar un glioma, uno de los tipos más graves de cáncer. No tiene tratamiento eficaz e, incluso tras cirugía, quimio y radioterapia, la tasa de supervivencia media no supera los dos años. El factor de transcripción (NFAT), estudiado en células de glioblastoma, controla la expresión de citoquinas asociadas a la proliferación tumoral y sus funciones son variables según el tipo celular.

«La comunidad científica lleva tiempo estudiando esta ruta de señalización, ya que tiene un importante efecto sobre la homeostasis y el crecimiento celular. El osbtáculo que ha frenado su uso en el tratamiento del cáncer, es que los inhibidores de la ruta que se utilizan tienen muchos efectos secundarios. Si a ello se suma que la terapia con citoquinas no acaba de ofrecer todos los beneficios esperados, la investigación en este campo tiene una gran importancia para desarrollar terapias eficaces», aseguran los científicos.

La investigación se ha centrado en analizar a distintos miembros de la familia NFAT y su relación con la proliferación celular y el establecimiento in vivo del tumor. Tras detectar qué miembros de NFAT están más expresados en tejido tumoral, estudiaron muestras clínicas y distintos modelos de líneas de laboratorio obtenidas de gliomas.

La selección de NFATc3, uno de los miembros de la familia NFAT, focalizó más la investigación, después de comprobar que era la proteína más expresada en todos los modelos estudiados. Su estudio en el crecimiento tumoral confirmó en un modelo in vitro que, cuando se bloqueaba su expresión, las células tumorales no eran capaces de proliferar ni migrar y, posteriormente, en un modelo in vivo , el tumor no lograba establecerse.

«El núcleo de nuestro trabajo es haber encontrado un botón de apagado y encendido claro y específico del crecimiento tumoral. La ruta de señalización celular ya ha sido estudiada y tratada anteriormente, pero con inhibidores tan poco específicos que los efectos secundarios hacen muy difícil tratar este cáncer. Con estos hallazgos, se abre la puerta a buscar inhibidores mucho más precisos y sin esos efectos secundarios, ya que este factor de transcripción se expresa mucho más en la célula tumoral que en el resto del tejido normal del paciente», concluyen.

Los autores creen que con NFATc3 se ha encontrado un candidato prometedor en la búsqueda de dianas terapéuticas para el tratamiento del glioblastoma. A partir de ahora, el equipo de la Unidad de Investigación en Enfermedades Crónicas tratará de buscar cómo bloquear esta familia de proteínas en un tumor ya establecido en modelos in vivo para, posteriormente, encaminar el trabajo hacia el ensayo clínico.

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