Roldán (AEB) pide un método de cálculo «creíble y consistente» de la huella de carbono de la banca

Pide a las autoridades evitar generar incertidumbre adicional y ve inevitable nuevos costes a corto plazo que habrá que repartir

El presidente de la Asociación Española de Banca (AEB), José María Roldán, ha reclamado el desarrollo de un método de cálculo «creíble, consistente a nivel internacional y aceptado como operativo» de la huella de carbono de las entidades financieras.

Así lo ha puesto de manifiesto Roldán durante su intervención en el XV Encuentro del Sector Bancario organizado por IESE y por EY, al tiempo que ha hecho un llamamiento para que las autoridades supervisoras y gobiernos actúen, pero evitando generar nuevas incertidumbres.

La dificultad que tiene el sector bancario para el cálculo de la huella de carbono radica en la necesidad de incluir la financiación a empresas y familias. Según ha explicado el presidente de la patronal bancaria, el resto de sectores solo tienen que tener en cuenta la que genera a través de su propia actividad.

No obstante, las entidades financieras, por cuya actividad el impacto es «irrelevante», deben sumar toda la financiación concedida a la economía. De este modo, cree que es necesario un nuevo cambio de modelo económico y social.

«En muchas ocasiones se afea a los bancos que no financien la lucha contra el cambio climático, si bien es algo tan elemental como que ellos no determinan cómo se financia la economía, sino que atienden una demanda concreta», ha precisado Roldán.

En este sentido, cree que por mucho que la oferta esté preparada para atender a una sociedad concienciada con el medioambiente, es la demanda la que tiene que establecer ese cambio.

En su opinión, las finanzas sostenibles suponen una palanca fundamental para hacer frente al desafío del cambio climático, pero no será suficiente, mientras que será necesario invertir en la transformación de un nuevo modelo social y productivo.

A su vez, aunque ha criticado que todavía hoy no exista una definición clara de qué es verde , considera que la financiación debe estar sujeta al estricto cumplimiento de los criterios ESG (Environment, Social, Governance). «Las finanzas sostenibles son, por tanto, el compromiso tangible del sector financiero a este desafío», ha apostillado.

Roldán ha remarcado que una de las funciones principales de los bancos es la gestión de riesgos, como los relacionados con la cartera crediticia, la liquidez o el operacional. El desafío climático también tiene ahora que incluirse entre los riesgos, si bien las incertidumbres inherentes complican su cálculo.

«El riesgo medioambiental es difícil de calcular por la falta de datos históricos que sirvan de guía, y por los elevados plazos temporales con los que es necesario trabajar para estimar su impacto», ha apuntado.

INSTRUMENTOS PARA EL CÁLCULO

Uno de los instrumentos que utilizar la banca para estimar este impacto sería el análisis de los distintos escenarios de evolución hacia una economía sostenible, que permitan a su vez evaluar los diferentes impactos sobre los modelos productivos, los modelos de negocio empresariales y sobre los riesgos para los activos bancarios.

Otra herramienta que propone la AEB es el de las pruebas deesfuerzo o stress test , incluyendo en estos escenarios la descarbonización de las economías. De hecho, estas son las dos avenidas apoyadas por los supervisores financieros para la estimación de riesgos.

NO GENERAR INCERTIDUMBRE ADICIONAL

Por otro lado, el presidente de la AEB ha pedido a las autoridades públicas no añadir incertidumbre artificial a la incertidumbre estructural del cambio climático. «Uno ve con cierta preocupación que, en el brainstorming sobre el cambio climático, haya más tormenta que ideas», ha incidido.

De este modo, ha dicho que el sector público tiene que reordenar el debate y aportar certeza al mismo, al tiempo que ha subrayado la necesidad de lograr amplios consensos políticos y sociales, ya que la lucha contra el cambio climático requiere de una estrategia pública que debería mantenerse vigente en sus grandes líneas durante los próximos veinte o treinta años.

Además, ha añadido que la transición a un modelo económico más sostenible conllevará costes que habrá que repartir entre los distintos estratos de la sociedad, por lo que ve fundamental un amplio apoyo que permita definir un reparto de costes «equitativo y proporcional».

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