El Gobierno ve más graves los audios de Villarejo con Cospedal que los de Delgado porque hay obstrucción a la justicia

El Gobierno está convencido de que las conversaciones conocidas entre la exsecretaria general del PP María Dolores de Cospedal con el comisario José Manuel Villarejo en relación a la trama Gürtel son más graves que el audio difundido de la comida que hace años compartió la ministra de Justicia, Dolores Delgado, con el expolicía que hoy está en prisión preventiva acusado de cohecho y revelación de secretos.

Los audios que ha difundido el confidencial Moncloa.com –el mismo que hizo públicos los audios de la comida entre Delgado y Villarejo– sobre los contactos de Villarejo con Cospedal y su marido Ignacio López Hierro para tenerles al corriente de la investigación policial en marcha en torno a la trama de corrupción que afectaba al PP revelan que hubo un intento de «obstrucción a la justicia» y de «encubrimiento», según un alto cargo del Ejecutivo.

En unos nuevos audios difundidos este miércoles y que grabó Villarejo –que acostumbraba a registrar las conversaciones que tenía– Cospedal y su marido pidieron al comisario que les hiciera «trabajos puntuales», en la reunión que mantuvieron en julio de 2009 en la sede de Génova tras estallar el caso Gürtel.

A cambio, Villarejo pidió que le pagaran esos posibles trabajos y, sobre todo, hizo hincapié en que la relación entre ellos se mantuviera discreta, algo que Cospedal y López Hierro le garantizaron en esa conversación.

LO DE DELGADO, CHASCARRILLOS

Para el Gobierno, la relación entablada por el matrimonio con el comisario –que por entonces pertenecía a la cúpula policial– es más grave que los «chascarrillos» de la comida que Delgado compartió en 2007 con Villarejo, el juez Baltasar Garzón y otros mandos policiales cuando ella era fiscal en la Audiencia Nacional.

En el curso de ese almuerzo, Delgado se refiere a su hoy compañero en el Consejo de Ministros y entonces juez en la Audiencia, Fernando Grande-Marlaska, como «maricón», insinúa que magistrados con los que viajó a Cartagena de Indias (Colombia) tuvieron relaciones con menores de edad y tiene conocimiento de que Villarejo usaba a prostitutas para sacar información a políticos y empresarios.

Los audios de esa comida motivaron que el PP pidiera la dimisión de la ministra y la reprobara en el Senado. El Gobierno y el PSOE exigen ahora a los populares que demuestren la misma diligencia que entonces cuando las grabaciones de Villarejo manchan a uno de los suyos.

Sin llegar a pedir la renuncia de Cospedal a su escaño ni plantear ningún tipo de iniciativa encaminada a dañar la imagen del PP por este tema, como sí hizo el partido de Pablo Casado, el Gobierno advierte de que no se van a quedar callados ante estos audios.

De hecho, en la sesión de control de este miércoles en el Congreso de los Diputados el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha atacado a Casado asegurando que los «favores» que debe dentro de su partido –Cospedal le apoyó en las primarias– le impiden «romper» con el «pasado más turbio» del Partido Popular y «abrir de una vez por todas las regeneración» en esa formación.

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