Un estudio concluye que las políticas públicas condicionan el éxito o el fracaso de la lactancia materna exclusiva

Un trabajo de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), publicado en International Journal of Environmental Research and Public Health , concluye que el éxito o el fracaso de la lactancia materna exclusiva no solo depende de las propias madres, sino que el sistema sanitario y las políticas públicas tienen un impacto directo sobre ello.

Los resultados obtenidos proceden de entrevistas en profundidad realizadas a 20 de las 53 matronas de Atención Primaria (AP) que prestan sus servicios en los 39 centros de salud distribuidos por las áreas metropolitana, norte y sur de Tenerife.

El trabajo complementa una investigación anterior del mismo equipo que analiza los factores más relacionados con la esfera biopsicosocial de las mujeres. Así, las autoras lograron identificar los factores que condicionan a las mujeres a practicar la LME, desde la perspectiva de las matronas como profesionales que están en contacto estrecho con las mujeres durante su embarazo y posparto.

FACTORES QUE CONDICIONAN LA LME

«En relación al sistema sanitario, las barreras para la lactancia materna tienen que ver con la falta de asistencia a las clases de educación maternal/paternal por parte de las mujeres, prácticas hospitalarias en torno al parto que interfieren en el contacto precoz entre madre-hijo, falta de formación en lactancia materna por parte de los profesionales sanitarios y falta de tiempo y dedicación en las consultas de atención primaria», explican las autoras.

Por otro lado, la presencia de parejas o familiares en las clases de educación maternal, la atención al parto según las guías de práctica clínica, y el abordaje y atención precoz de la lactancia materna son considerados facilitadores de la LME.

En cuanto a políticas públicas, la duración insuficiente de los permisos maternales en España y la escasez de leyes y políticas sociales y de publicidad que protejan la LME influyen negativamente. Por otro lado, las iniciativas institucionales y de los profesionales sanitarios y el aumento de la visibilidad de la lactancia materna por parte de la sociedad son los factores que más favorecen la LME.

FALTA DE POLÍTICAS EN EL CONTEXTO SANITARIO ACTUAL

El trabajo concluye que las barreras y los factores facilitadores de la LME identificadas por las matronas en relación con el sistema sanitario y las políticas públicas tienen una gran influencia en la LME.

«El sistema sanitario debe promover que todos los profesionales sanitarios, sobre todo aquellos que estén en contacto con las mujeres y sus hijos, estén formados en lactancia materna, exigiendo dicha formación como algo indispensable en su práctica asistencial», destacan las autoras.

Asimismo, las matronas que participaron en el estudio también señalaron que el Código Internacional de Comercialización de sucedáneos de leche materna «ha de ser de obligado cumplimiento en todos los centros sanitarios sujeto a penalización».

Teniendo en cuenta el contexto sanitario actual, el trabajo señala que las medidas de austeridad adoptadas tras la crisis económica de 2008 han conducido a una escasa inversión, en concreto en AP, en la última década. «La pandemia Covid-19 ha mostrado y acentuado esta falta de recursos humanos y sanitarios en AP, lo que podría estar lastrando la promoción y apoyo de la LME», expresan.

Por otro lado, los resultados del estudio apoyan la necesidad de elaborar políticas que busquen proteger el binomio madre e hijo y a toda la familia. «Para ello, es fundamental el desarrollo de políticas públicas que prioricen la igualdad y la integración con enfoque de género. Se ha conseguido un gran paso permitiendo la equiparación entre los permisos maternales y paternales, pero los permisos maternales no se han modificado desde 1989 y su duración no cubre los 6 meses requeridos para la LME», reclaman las autoras.

Para ellas, la falta de políticas en esta dirección no solo pone en riesgo la alimentación de los lactantes desde un punto de vista nutricional, sino que también repercute en el estilo de crianza y en el desarrollo afectivo durante la infancia, ya que «la LME no solo afecta a la salud individual de la madre y su hijo, sino también a la salud a nivel familiar, comunitario, y, en definitiva, de toda la sociedad», concluyen.

El trabajo se enmarca dentro de la tesis doctoral de Seila Llorente-Pulido del Programa de Doctorado en Epidemiologia y Salud pública de la UAM, dirigida por la doctora Laura Otero-Garciìa (Escuela Nacional de Salud del Instituto de Salud Carlos III) y la doctora Estefaniìa Custodio Cerezales, científica titular de los Organismos públicos de Investigación (Centro Nacional de Medicina Tropical del Instituto de Salud Carlos III y CIBER de Enfermedades infecciosas).

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