Expertos destacan la necesidad de conocer «exhaustivamente» el efecto de las vacunas en pacientes con ERC

Expertos reunidos en un webinar organizado por la Sociedad Valenciana de Nefrología (SVN), con el apoyo de Fresenius Medical Care, han destacado la necesidad de conocer «exhaustivamente» el efecto de las vacunas en pacientes con enfermedad renal crónica (ERC).

Y es que, como han destacado, las vacunas frente al COVID-19 plantean «importantes incógnitas» en este grupo de pacientes de especial riesgo, considerado como prioritario para recibir esta inmunización. Se trata de una población que necesita especialmente estas vacunas por su elevado riesgo.

«En estos pacientes existe una alteración del sistema inmunitario, y su habitual respuesta inmunológica frente a otras vacunas, como la de la hepatitis B, suele ser menor en comparación con la población general», como ha explicado el presidente de la SVN y jefe del Servicio de Nefrología del Hospital Clínico Universitario de Valencia, José Luis Górriz.

Los pacientes con ERC avanzada expresan una respuesta reducida a la vacunación debido a la supresión general del sistema inmunológico asociada con la uremia. En comparación con la vacunación de la hepatitis B en pacientes sin ERC avanzada, los pacientes en diálisis, por ejemplo, tienen un título de anticuerpos más bajo y una incapacidad para mantener títulos de anticuerpos adecuados a lo largo del tiempo. Además, Górriz la respuesta relativamente baja de anticuerpos a una vacuna también parece correlacionarse con el grado de insuficiencia renal.

De las certezas que existen hasta el momento en cuanto a la vacunación frente a la COVID-19 en población con ERC, la especialista de Medicina Preventiva del Hospital Malvarrosa de Valencia, Natividad Tolosa, ha destacado tres: son necesarias y deben priorizarse en este colectivo, resultan seguras y son eficaces.

«Por lo tanto, aunque no son obligatorias, sí que resultan altamente convenientes. Todos los pacientes con ERC deben estar vacunados: frente la gripe, el neumococo, la hepatitis B y frente a la COVID-19. Es más, hay que crear un cinturón de seguridad alrededor de estos pacientes, reduciendo en todo lo posible el riesgo de transmisión de la infección por parte de los convivientes, por lo que también deberían ser candidatos prioritarios para la vacunación», ha añadido la experta.

Sin embargo, subsisten incertidumbres, sobre todo por la escasez de evidencias en personas con enfermedad renal crónica. Solo el estudio que ha permitido la aprobación de la vacuna de Pfizer incluyó a pacientes con patología renal (un subanálisis con 256 pacientes, de los más de 37.000 evaluados).

«Aún falta información y experiencia, pero la previsión es que en estos pacientes se obtenga una respuesta inmunológica de menor magnitud e inferior duración en comparación con la población general», ha añadido el doctor del Servicio de Microbiología del Hospital Clínico Universitario de Valencia, David Navarro.

Se asume que en esta población no debe haber diferencias significativas de eficacia entre las vacunas comercializadas. Además, se desconoce por el momento (como en el resto de pacientes vacunados) la duración de la inmunidad que se consigue en esta población, y se plantea la posibilidad de que pueda ser necesaria alguna dosis adicional o de refuerzo en estos casos.

No se contempla actualmente la vacunación en niños con patología renal grave, y se pide prudencia a la hora de valorar su indicación durante el embarazo y la lactancia. Del mismo modo, no se han descrito alergias o contraindicaciones de las vacunas antiCOVID-19 a fármacos que habitualmente se usan para tratar pacientes con ERC.

Los expertos reunidos en este foro también han reseñado que ninguna de las vacunas disponibles actualmente puede provocar la COVID-19. Como aspectos prácticos a tener en cuenta en el paciente renal, Tolosa, ha aconsejado administrar la vacuna durante la diálisis (al menos 30 minutos antes de abandonar el centro), no administrar otra vacuna en 14 días ni hacer un intercambio de marcas comerciales (por ejemplo, no se pueden alternar dosis de Pfizer y Moderna).

La única contraindicación absoluta es cuando haya reacción alérgica severa a una dosis previa o alguno de sus componentes. En el caso del trasplante renal, se recuerda que el mejor momento para administrar cualquier vacuna es durante el periodo antes del trasplante o cuando el paciente reciba menos terapia inmunosupresora.

En pacientes con ERC que ya han padecido la COVID-19 también se recomienda la vacunación, aunque se deben esperar al menos 90 días. En este sentido, Navarro ha apuntado recientes evidencias que muestran como con una sola dosis de vacuna se alcanza la «misma tasa de inmunización» en pacientes que han superado la COVID-19 que con dos dosis en personas que no han tenido la enfermedad.

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