Experto advierte de que el 30% de los paciente con síntomas de párkinson, tiene realmente otra patología

El 30 por ciento de los cuadros que inicialmente ven los neurólogos en las consultas como susceptibles de ser diagnosticados de Parkinson, «no lo son realmente y atienden a otras patologías que, genéricamente, denominamos como parkinsonismos», ha explicado el doctor Juan Carlos Gómez Esteban, neurólogo de la Unidad de Disautonomía y Párkinson del Hospital San Juan de Dios de Santurtzi y científico del Instituto de Investigación Sanitaria Biocruces Vizcaya.

Según ha señalado, en el transcurso de su intervención dentro de la XLVII Semana Médica Neurológica de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao, «no todo el Parkinson es realmente la enfermedad de Parkinson». Dentro de las enfermedades que con más frecuencia se ven en las consultas y que, aunque comparten algunas semejanzas, no se tratan de una enfermedad de pArkinson, destaca la parálisis supranuclear progresiva (PSP) que, básicamente, es una parkinsonismo en la que sucede que el paciente se cae mucho al suelo y tiene una imposibilidad para mover los ojos.

También ha destacado otra enfermedad, que es la atrofia multisistémica (AMS) que, básicamente, es una enfermedad de Parkinson en la que la persona que la padece presenta problemas de presión arterial y alteraciones en el equilibrio de la marcha, con muchas caídas también y con nula respuesta a la medicación.

Otros parkinsonismos son los farmacológicos. Al respecto la doctora Beatriz Tijero, neuróloga de la Unidad de Disautonomía y Párkinson del Hospital San Juan de Dios de Santurtzi y del Hospital Universitario Cruces, ha explicado que puede ocurrir que determinados fármacos prescritos a una persona puedan desenmascarar un Parkinson latente y sin síntomas de esa persona, y provocar que éstos se manifiesten de una manera más temprana; y, por otro, que esos determinados medicamentos puedan provocar un Parkinson iatrogénico. En este último caso, ha explicado, «al retirar la medicación que provoca el efecto secundario indeseado, la condición del paciente vuelve a su estado anterior».

Durante la jornada también ha destacado el Parkinson vascular. Este es debido, no a una degeneración del cerebro, sino a lesiones vasculares, del riego sanguíneo, que acaban produciendo infartos en áreas estratégicas del cerebro, que dan como consecuencia los mismos síntomas o parecidos que los habituales en la enfermedad de Parkinson. «En los casos de parkinson vascular, los síntomas no son progresivos, no van a más, sino que son más bien estáticos y producen esas alteraciones de la marcha, explica.

DIAGNÓSTICO DE LOS PACIENTES

«Una de las cosas que más complican el diagnóstico de los pacientes con parkinsonismo son las caídas al suelo. Hay una cantidad muy importante de herramientas tecnológicas que nos van a ayudar a detectar esos trastornos de la marcha que preceden a las caídas. Además, otro riesgo que tienen estos pacientes son los atragantamientos. Estos dos son los aspectos que más se tienen que vigilar por parte de estos pacientes, ya que dan lugar, por un lado, a traumatismos craneoencefálicos -en el caso de las caídas- y a neumonías por aspiración, en el caso de los atragantamientos», ha indicado el doctor Esteban.

Uno de los avances más significativos de los últimos años para el diagnóstico diferencial de los parkinsonismos en particular y, en general, de los trastornos del sistema nervioso vegetativo o autónomo (el que regula las funciones involuntarias del organismo, como pueden ser, entre otras muchas, la tensión arterial, los cambios de ritmo cardiaco, la sudoración, la digestión, la micción e incluso la excitación sexual), es el estudio de la disautonomía.

Para lo que destacan las unidades de disautonomía, «un recurso de una gran utilidad para el diagnóstico diferencial de este tipo de pacientes, ya que no todas las personas que aparentemente padecen párkinson, tienen efectivamente esta patología». El estudio de la disautonomía en concreto puede ayudar a lograr un diagnóstico diferencial preciso.

Y en cuanto a las caídas, «que es uno de los principales factores de riesgo de cara a la morbimortalidad de estos pacientes, en muchos casos son debidas a una presión arterial baja (hipotensión), y lo mismo pasa con la presencia de mareos. Una vez detectada la causa que origina el problema, se puede intentar paliarlo en la medida de lo posible de acuerdo con los avances actuales, para rebajar al máximo ese factor de riesgo», ha añadido Tijero.

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