El antiguo sheriff Joe Arpaio regresa a escena para condicionar la importante carrera electoral en Arizona

WASHINGTON, 23 (DPA/EP)

El regreso a la arena política de Joe Arpaio, el exsheriff del condado de Maricopa (Arizona), ha removido los cimientos de los preparativos de la campaña electoral del partido Republicano ante la posibilidad de que su extremista postura contra la inmigración y su violento pasado de abusos, en particular hacia la población latina, puedan condicionar las elecciones contra su proclamado amigo, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

A primera vista Arpaio, de 87 años de edad, no parece un jugador importante hasta que pone en marcha la inmensa maquinaria política que le rodea, labrada durante casi un cuarto de siglo como máximo representante de las fuerzas del orden público en el cuarto condado más poblado del país, con casi 3,1 millones de habitantes y que alberga a Phoenix, la capital del estado.

Todo cambió en 2016, cuando Arpaio sufrió una aplastante derrota por casi 13 puntos porcentuales en la reelección al cargo contra el demócrata Paul Panzone, en la culminación de varios años marcados por las acusaciones de abuso vertidas contra él por organizaciones de defensa de los Derechos Humanos tan relevantes como Amnistía Internacional.

«TENT CITY»

El nombre de Arpaio — autoproclamado «el sheriff más duro de América» — está inevitablemente vinculado con Tent City , la ciudad de las tiendas de campaña, un inmenso complejo carcelario a diez minutos de Phoenix que, en su apogeo, llegó a albergar a 1.700 reclusos.

Amnistía condenó las instalaciones como «inhumanas, superpobladas y peligrosas», e incluso el Departamento de Justicia acusó a Arpaio de convertir a los latinos en objetivo específico de sus redadas y de negar a los prisioneros los derechos básicos más elementales en un lugar al que el sheriff se refirió en su momento como un «campo de concentración», según él en tono jocoso.

«Pero aunque fuera un campo de concentración, ¿qué más da? Todavía me siguen eligiendo», declaró al diario británico The Guardian en una entrevista en 2017.

La caída en picado de Arpaio culminó en mayo del mismo año, cuando terminó un largo proceso judicial por desacato al negarse a comparecer ante el tribunal por su presunta discriminación contra la población latina. Sin embargo, su penuria solo duró tres meses: el tiempo que el ya presidente Trump tardó en concederle el perdón de la Casa Blanca, describirle como un héroe y acusar a su predecesor, Barack Obama, de orquestar una campaña de desprestigio contra semejante «patriota americano».

IMPACTO

«Para los latinos más jóvenes su retorno podría marcar la diferencia», ha declarado el congresista demócrata por Phoenix Ruben Gallego en comentarios al grupo de comunicación McClatchy. «Los mismos votantes que dieron la patada a Arpaio serán los mismos que harán lo mismo con Donald Trump en Maricopa» cuando lleguen las elecciones presidenciales de noviembre.

La campaña republicana está más divida a este respecto. Si bien algunos responsables creen que la presencia de Arpaio no tendrá ninguna influencia durante la votación en el estado — en el que Trump sacó más de 20 puntos a sus rivales inmediatos durante las primarias del partido Republicano, y sacó ocho puntos de ventaja en las presidenciales a su contrincante, Hillary Clinton — otros siguen mirando con recelo tanto los elogios que Arpaio dedica al mandatario como la reivindicación de su mutua amistad.

«El presidente Trump me respalda, sabe», declaró Arpaio en una entrevista con el grupo antes de reconocer que no contaba con su apoyo explícito. «Pero todos los días hablo sobre él. Le menciono cada día. No le estoy pidiendo que se involucre ni nada», explicó el antiguo sheriff.

De hecho, ni siquiera todos los altos responsables del partido Republicano están enterados de que Arpaio ha vuelto a la política. «Primera noticia que tengo. Si ustedes me lo dicen, me lo creo», ha declarado el responsable de comunicaciones republicano en el estado, Rick Gorka. «Ni he pensado en él hasta que me he enterado ahora mismo», ha añadido.

En cualquier caso, Arpaio debe ganar antes las primarias de agosto antes de volver a verse las caras con Penzone, conocido por su carácter apolítico que se ha granjeado la confianza de parte del sector republicano, principalmente por su moderación.

«A mí me parece que perjudica más que beneficia a la carrera del partido aquí, o por lo menos eso me dicen las personas con las que hablo», ha explicado Penzone. «A mí me parece que nos estamos convirtiendo en un estado proclive al centrismo», ha ponderado.

Para otros republicanos, es más preocupante la carrera por el Senado entre el exstronauta Mark Kelly, por el partido demócrata, y la actual senadora republicana Martha McSalluy, favorita del presidente, pero incapaz de acumular apoyos. «La gente no la quiere, es así de simple», ha declarado un asesor bajo el anonimato. «Nos vamos a gastar entre 50 y millones de dólares y ella va a perder», ha reconocido, con encuestas en la mano que dan a la senadora ocho puntos de desventaja frente a su rival.

Por último, los propios republicanos de Arizona contemplan el retorno de Arpaio desde el absoluto escepticismo. «Ya no es el sheriff Joe que un día fue, y cuando le ves se nota que el tiempo le ha hecho mella», ha declarado la presidenta del partido Republicano en Maricopa, Rae Chornenky.

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