Belloch cree que el «café para todos» del Estado autonómico fue el «error más grave» de la Constitución

ZARAGOZA, 31

El exministro de Justicia e Interior, exalcalde de Zaragoza y magistrado, Juan Alberto Belloch, ha asegurado este miércoles que el «café para todos» en el Estado autonómico fue «un error, probablemente el error más grave que tuvo la Constitución». Ha instado a reformar la Carta Magna y ha apostado por suprimir instituciones como el Tribunal Constitucional, el Tribunal de Cuentas o las diputaciones provinciales.

Así lo ha afirmado Belloch en declaraciones a los medios de comunicación momentos antes de participar en una nueva edición de los Almuerzos ADEA , en Zaragoza, donde ha impartido la ponencia Reforma constitucional, sí. ¿Qué reformas? .

Sobre el modelo territorial, ha comentado que tras vivir diez años en Barcelona y otros diez años en Bilbao comprendió que «lo importante para un nacionalista no es tanto el grado de autogobierno, como que su situación jurídica sea distinta a la de las demás Comunidades autónomas».

«El modelo que hemos practicado es que como consecuencia de las negociaciones, normalmente presupuestarias, porque se necesitaban los votos del PNV o de Convergencia, se obtenía una cierta concesión de autogobierno», si bien «meses después esa misma concesión se iba realizando a la totalidad de las Comunidades autónomas, con lo cual volvíamos al punto cero».

En este sentido, ha observado que la propia Constitución «era consciente de que debía de haber dos tipos de autonomías, las históricas y las de nuevo cuño» y ha estimado que «nos equivocamos en generalizar un modelo que estaba previsto para determinadas Comunidades, eso hay que tenerlo en cuenta y hacer las reformas precisas».

No obstante, ha llamado a mantener la solidaridad entre Comunidades autónomas, pero esa solidaridad «debe de tener unos límites, como los tiene en la constitución alemana, que la solidaridad sea única y exclusivamente para cubrir los derechos básicos, no el resto de temas; la igualdad solo para los derechos, no para las instituciones», ha insistido.

GARANTIZAR EL PLURALISMO

En una época en la que «se habla mucho de la reforma de la Constitución», Belloch ha lamentado que «no se llega a concretar una relación específica de qué temas deberían de tocarse para realmente intentar garantizar el pluralismo preciso para que se apruebe una nueva Constitución».

«Están pasando cosas muy raras en Europa y en el mundo, en Austria, Italia, Francia, hasta en la propia Alemania están creciendo los populismos y los nacionalismos que son, sin duda, el cáncer que tiene la sociedad actual. El fenómeno de Trump es terrible y no digamos ya el del presidente de Brasil, resulta sorprendente que una persona con esa carga detrás de afirmaciones inauditas, sin embargo logra captar el voto» de los ciudadanos, ha manifestado.

Ha advertido, asimismo, de que la clase política y los dirigentes «son vistos desde la desconfianza, de ahí que la situación sea especialmente grave» y, en este contexto, la reforma de la Constitución «no es la panacea, pero sí puede ser un instrumento para intentar renacer un cierto entusiasmo colectivo por la acción política y por la pública y privada».

NUEVO PACTO SOCIAL Y POLÍTICO

«Necesitamos ya un nuevo pacto social y político» y una parte fundamental para ello es «ponernos de acuerdo en un texto constitucional», ha valorado el magistrado. Entre sus propuestas, ha mencionado la necesidad de revisar la Jefatura del Estado, «no solamente en el orden de sucesión a la Corona, que ese problema se ha suspendido porque las infantas son niñas».

También es necesaria una reforma en el Ministerio Fiscal, ha defendido, al indicar que los jueces de instrucción «son las instituciones con más poder hoy en España, pueden hacer y deshacer porque tienen un doble cometido, que es excesivo, dado que no solo instruyen los procesos penales sino que además pueden adoptar las medidas cautelares y eso genera dificultades de todo tipo».

Desde el punto de vista institucional, además, «el Ministerio Fiscal es un órgano especialmente complicado porque no depende de ninguno de los poderes del Estado, teóricamente el Gobierno lo nombra y lo cesa, pero se acabó, no tiene control ni puede vigilar su actuación».

SUPRIMIR INSTITUCIONES

Plantea también una reforma del Estado y revisar la relación de los municipios con las Comunidades autónomas, así como ha sugerido la desaparición del Tribunal Constitucional, porque «ya ha cumplido su cometido».

«Fue muy útil los veinte primeros años porque se trataba de adaptar la Constitución y el ordenamiento jurídico preconstitucional, pero ahora ese trabajo lo podría hacer perfectamente una sala del Tribunal Supremo, la Sala de Garantías Constitucionales, que fue el modelo republicano por cierto», ha apuntado.

Del Tribunal de Cuentas, «que sobrevive no se por qué», ha dicho que es «una reliquia histórica, pero su trabajo lo podría hacer otra sala del Supremo, son órganos especializados que ya no tienen sentido ni función», ha insistido.

Ha apostado, también, por la supresión de las diputaciones provinciales, una propuesta que ha realizado en anteriores ocasiones y «me he llevado una bronca notable de gran parte de los políticos».

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