Las personas que confían en la televisión y Facebook son las menos informadas sobre la pandemia, según estudio

Las personas que confían en la televisión y en Facebook para recibir noticias precisas sobre la pandemia de coronavirus están menos informadas sobre la COVID-19, según un nuevo estudio de la Universidad Estatal de Pensilvania (Estados Unidos), publicado este lunes en la revista Current Medical Research & Opinion , que evaluó el conocimiento de las personas sobre el virus en las primeras etapas de la pandemia.

El estudio encuestó a 5.948 adultos en Pensilvania entre el 25 y el 31 de marzo de 2020, descubriendo que quienes dependen de las redes sociales y la televisión para obtener noticias tienen menos probabilidades de conocer los datos sobre el coronavirus.

De hecho, los adultos que utilizaron Facebook como una fuente adicional de noticias de alguna manera fueron menos propensos a responder correctamente a las preguntas de COVID-19 que los que no lo hicieron.

«El auge de las redes sociales ha cambiado la forma en que la gente de todo el mundo se mantiene al día con los acontecimientos actuales, y los estudios muestran que hasta el 66 por ciento de los estadounidenses dependen de las redes sociales para obtener noticias», afirma el profesor asociado de medicina familiar y comunitaria en la Facultad de Medicina de la Universidad Estatal de Pensilvania, el doctor Robert P. Lennon, uno de los autores del trabajo.

«Esto es preocupante, ya que es probable que la desinformación y los malentendidos sobre la COVID-19 y su propagación hayan alimentado la pandemia, cuyo número de muertos supera ya los 2,5 millones en todo el mundo», advierte el experto.

A principios de marzo de 2020, el estallido de COVID-19 se había vuelto lo suficientemente alarmante como para que Lennon y otros investigadores de esta universidad elaboraran rápidamente una encuesta para explorar el conocimiento, las percepciones y las fuentes de información preferidas por el público en relación con el COVID-19. A las pocas horas de que se les comunicara que se les había concedido la financiación, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la pandemia.

ALREDEDOR DE 6.000 PARTICIPANTES

Así las cosas, la encuesta se difundió rápidamente entre 5.948 adultos de Pensilvania, lo que permitió conocer el uso público de la información en medio de una emergencia nacional. Los encuestados respondieron a preguntas sobre dónde obtenían las noticias sobre el coronavirus y en qué fuentes de noticias confiaban más. A continuación, se les dieron 15 afirmaciones sobre la COVID-19 y se les preguntó si creían que las afirmaciones eran verdaderas o falsas, y el grado de confianza que tenían en su respuesta.

Las preguntas abarcaban conocimientos en varios ámbitos (transmisión, gravedad y tratamiento, entre otros) y se formulaban preguntas consideradas de dificultad fácil, moderada y difícil en cada uno de ellos. A medida que aumentaba la cobertura mediática de la COVID-19, la elaboración de las preguntas de conocimiento se hacía cada vez más difícil. «Una pregunta casi imposible el lunes era el jueves tan fácil que no se podía utilizar», recuerdan los autores. Los resultados mostraron que las fuentes de noticias más fiables eran los sitios web del gobierno (42,8%), seguidos de la televisión (27,2%) y las comunicaciones del sistema sanitario (9,3%).

Así, había una clara relación entre el lugar de donde la gente obtenía las noticias y su conocimiento del coronavirus. Por ejemplo, los participantes que dijeron que su fuente de información más fiable eran los sitios web de salud del gobierno tenían más probabilidades de responder correctamente a las preguntas de COVID-19 que otros grupos, mientras que las personas cuya fuente más fiable eran las noticias de la televisión tenían menos probabilidades de responder correctamente a las preguntas de COVID-19 que otros grupos.

Asimismo, los encuestados que seleccionaron Facebook como única fuente de confianza o como fuente de información adicional tenían menos probabilidades de responder correctamente a las preguntas sobre conocimientos.

En este sentido, los resultados ponen de relieve la importancia de tener en cuenta de dónde obtienen las personas sus noticias a la hora de diseñar intervenciones de salud pública. Así, orientaciones como «quédate en casa», «lávate las manos», «ponte una mascarilla» y «distánciate socialmente» solo son eficaces si se entienden.

«La comunicación eficaz es un elemento fundamental para gestionar con éxito una respuesta a una pandemia, ya que para contener la propagación de la enfermedad, el público debe cumplir las recomendaciones de salud pública», afirma Lennon.

«El primer paso para el cumplimiento es la comprensión de esas recomendaciones, por lo que es vital que los comunicadores sanitarios tengan en cuenta cómo obtiene el público su información y supervisen estos lugares para corregir la desinformación cuando aparezca», concluye el profesor.

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