Burkina Faso plantea trasladar el campamento de refugiados de Mentao por motivos de seguridad

MADRID, 14

El Gobierno de Burkina Faso ha anunciado este martes su voluntad de trasladar a otra zona del país el campamento de refugiados malienses ubicado en la ciudad de Mentao (norte), que acoge a cerca de 6.500 personas, citando motivos de seguridad.

«Si los actores están de acuerdo, pasaremos a la fase operacional de reubicación del campo de Mentao a Dori», ha indicado el secretario general del Ministerio de Exteriores, Seydou Sinka, según ha informado la agencia estatal burkinesa de noticias, AIB.

Así, ha manifestado que los refugiados serían alojados en el campamento de Goudoubo y ha argüido que «es un poco más grande y cuenta con unas medidas de seguridad que permitirían acoger mejor a los refugiados en Burkina».

«No puede abordarse la reubicación sin medidas de seguridad adecuadas y sin el apoyo renovado de las comunidades de acogida», ha añadido, antes de detallar que el plan es parte de los contactos iniciados en mayo tras un asalto de las fuerzas de seguridad en el campamento de refugiados.

El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) denunció que al menos 32 refugiados resultaron heridos a manos de las fuerzas de seguridad durante una operación en busca de presuntos elementos armados implicados en un ataque en los alrededores en el que murió un militar.

Los efectivos de las fuerzas de seguridad llevaron a cabo registros casa por casa y presuntamente obligaron a hombres y chicos a salir de ellas, golpeándoles con palos, cinturones y cuerdas.

Además, acusaron a los refugiados de complicidad con los asaltantes y les dieron un ultimátum de 72 horas para que abandonen Mentao o se arriesguen a morir, según ACNUR.

«Las acciones de las fuerzas de seguridad que nos han contado son totalmente inaceptables», destacó la directora para África Occidental y Central de ACNUR, Millicent Mutuli, que defendió que «los refugiados que viven en Mentao deberían ser protegidos».

La violencia imperante en esta zona de Burkina Faso ya obligó el pasado noviembre a ACNUR a trasladar a su personal fuera del campo de Mentao. Desde entonces, el acceso a los refugiados, principalmente mujeres y niños, ha sido esporádico y tanto las escuelas como el centro de salud y el puesto de seguridad se han visto obligados a cerrar.

En este sentido, Sinka ha dicho ser «plenamente consciente de las dificultades que supone la buena gestión de los campamentos en el difícil contexto de seguridad que atraviesa Burkina Faso», si bien ha resaltado que «el Gobierno está comprometido con hallar una solución para una protección óptima de los refugiados».

Burkina Faso, al igual que la vecina Malí, ha registrado un fuerte aumento de ataques yihadistas en los últimos años, obra tanto de la filial de Al Qaeda como de la de Estado Islámico en la región. Los abusos de las fuerzas de seguridad contra la población han ayudado a estos grupos en sus tareas de reclutamiento.

Dicha actividad ha contribuido también a incrementar la violencia intercomunitaria y ha hecho que florecieran grupos de autodefensa, a los que el Gobierno burkinés ha sumado en los últimos meses a voluntarios para que ayuden en la lucha antiterrorista. Más de 800.000 personas se han visto desplazadas en el país como resultado de todo ello.

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