El servicio de ambulancias israelí alerta de la falta de personal ante el «mayor despliegue» en 40 años

Destaca el papel de Qatar a la hora de mediar en el conflicto

Critica al CICR por «no cumplir con su mandato» y afirma que Israel necesita «líderes que quieran la paz»

Chaim Rafalowski, coordinador nacional de gestión de desastres y cooperación internacional del Magen David Adom (Estrella de David Roja), el servicio nacional de ambulancias de Israel, ha alertado este lunes de que el sistema se enfrenta a una «falta de personal» ante el «mayor despliegue» llevado a cabo en más de 40 años en un país que «siempre está en un contexto de guerra».

«Israel está en guerra, lo que quiere decir que gran parte de nuestros compañeros están en servicio militar activo o son reservistas. Quiere decir que nos falta personal. Al mismo tiempo, contamos con un despliegue más alto. Llevo 40 años de servicio en el Magen David Adom y nunca hemos tenido un despliegue tan grande de personal durante tanto tiempo. Y mantener ese nivel de alerta es algo muy difícil porque dependemos muchísimo de nuestro equipo», ha explicado Rafalowski durante una entrevista con Europa Press.

Así, ha señalado que esto supone, precisamente, el «desafío más importante» al que se enfrenta el servicio de ambulancias, que busca aumentar la «capacidad comunitaria» para suplir las posibles carencias a la hora de atender pacientes. Esta cuestión, ha explicado, ha sido puesta sobre la mesa a raíz de los ataques perpetrados el 7 de octubre por el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) contra suelo israelí, donde murieron 1.200 personas y otras 240 fueron secuestradas.

«Por primera vez en la historia del Magen David Adom no tuvimos acceso a las víctimas en tiempo real», ha relatado en relación a los ataques. «Somos una organización que reivindica con orgullo que llega a cualquier paciente dentro del territorio israelí en cuatro o cinco minutos, y de repente la Policía nos indicó que no podíamos entrar en la comunidad atacada porque estaba conquistada por terroristas», ha recordado antes de añadir que tres compañeros murieron aquel día en ataques contra las ambulancias.

En este sentido, ha advertido de que aquel día «gran parte de las víctimas que llegaron a los hospitales llegaron en vehículos particulares». «A nivel institucional todos estábamos seguros de que lo que estaba ocurriendo en el país era una distracción para un ataque más grande en el norte», ha puntualizado.

Rafalowski ha expresado, además, que los ataques podrían haberse evitado, en gran medida, siguiendo las informaciones difundidas por los medios de comunicación. «Parece que fue resultado de una arrogancia por parte de nuestros líderes políticos y militares, de pensar que lo sabemos todo sobre el enemigo y de que tenemos la mejor tecnología del mundo», ha sostenido antes de aclarar que la mejor lección que se puede extraer de lo sucedido es la importancia de «ser humilde».

Sobre la posibilidad de que esto acarree algún tipo de responsabilidad política a largo plazo, ha recordado las protestas contra el Gobierno registradas en el país a lo largo del año pasado contra la reforma judicial impulsada por el primer ministro, Benjamin Netanyahu: «Lo veremos en un año o más».

«La población está a la espera de que la guerra acabe y que la situación se estabilice para volver a reivindicar. Eso es lo que creo que va a ocurrir, pero no es signo de debilidad de la sociedad israelí. Nos podemos pelear, pero si hay una crisis nos vamos a unir, y en este momento lo más importante es la unidad», ha continuado antes de señalar a la falta de «líderes políticos que quieran la paz».

Rafalowski ha adelantado a su vez que una vez finalice la ofensiva contra la Franja de Gaza podría darse un «impacto político importante», si bien ha aclarado que espera que se produzca de forma «muy democrática y cuando esto termine». Es por ello que ha detallado que el país se enfrenta actualmente a tres frentes activos: los disparos de cohetes que se siguen registrando desde la Franja de Gaza, el enfrentamiento en el norte contra el partido-milicia libanés Hezbolá –que «disparan diaramente contra comunidades y bases militares israelíes– y los hutíes yemeníes, que amenazan la ciudad de Eilat, en el sur del país.

No obstante, ha confirmado que el Gobierno prevé que de cara al verano se produzca la vuelta a sus comunidades de aquellos que se han visto obligados a desplazarse en el norte y sur del país, aunque ha lamentado que algunos kibutz se encuentran completamente destruidos.

CRÍTICAS AL COMITÉ INTERNACIONAL DE CRUZ ROJA

Por otra parte, ha respaldado las críticas vertidas contra el Comité Internacional de Cruz Roja (CICR) en relación con el trato a los rehenes. «Cuando se firmaron los tratados de Ginebra (…) existía una idea que hoy parece poco factible, que el mundo busca mantener un Derecho Humanitario Internacional y proteger a los humanos afectados por el conflicto», ha aseverado antes de incidir en que, en este sentido, el CICR tiene la «obligación de proteger» a estas personas.

«Hay que criticar al CICR por dos temas que, a nuestro modo de ver, (…) no ha manejado de una forma adecuada. Uno es el tema de comunicación, donde sí han reflejado muchísimo el sufrimiento de los civiles en Gaza, pero no el de la parte israelí, y otro es el tema de las visitas a las personas afectadas por el conflicto. Tendrían que haber visitado a los 200.000 israelíes evacuados de sus hogares por el conflicto y no lo han hecho. No han cumplido con sus obligaciones en base a su mandato en materia de Derecho Internacional», ha recalcado.

En relación con la posible violación del Derecho Internacional por parte de las Fuerzas Armadas israelíes ha afirmado que «están intentando» adherirse a la normativa internacional.

«Creo que van a decir que no se logra al 100% pero cuentan con abogados que muchas veces les dicen si la ofensiva es posible o no según el Derecho Internacional. (…) Nosotros, como servicio de ambulancias, trasladamos también a hospitales israelíes a heridos palestinos de Gaza porque tenemos la obligación de hacerlo. Si hubiera un mejor diálogo internacional estoy seguro de que habría una mejor respuesta para esos dos millones de personas que están sufriendo», ha expresado en relación con la situaicón en Gaza.

En este sentido, ha instado a la comunidad internacional a hacer más para contribuir a que la ayuda que entra en el enclave palestino llegue realmente a los civiles. «Todo el mundo sabe que la gasolina que entra no llega a los civiles, sino que llega a Hamás. Si se pudiera encontrar un mecanismo para que un tercer país se haga responsable del suministro de comida, agua y combustible… Pero por ahora no hay ninguno que esté dispuesto a hacer eso», ha declarado.

Sin embargo, ha destacado el papel de países como Qatar, algo «sorprendente porque no es un país proisraelí», pero que ha querido «utilizar su influencia para mejorar la situación». «Realmente están tomando pasos importantes para aliviarla. Hay otros países que hablan mucho y hacen poco», ha expuesto antes de hacer hincapié en la importancia de que organizaciones como la ONU tengan una «capacidad neutral» frente al conflicto.

«Como israelí, la percepción es que Naciones Unidas no tienen esa capacidad neutral. Y si uno no es percibido como actor neutral por ambos lados o todos los lados del conflicto, no va a poder ser quien interviene de forma efectiva en el mismo», ha manifestado. «La ONU es una institución política», ha zanjado.

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